“No se podrá negar al gobierno su vocación de servicio social”, escribió mi amigo Salvador Samayoya en su participación en el esfuerzo de El Diario de Hoy de evaluar los 4 años que está cumpliendo el gobierno de Funes el 1 de junio. Yo no iba a participar de este esfuerzo, porque los cumpleaños de los gobiernos no tienen ninguna relevancia. Es al revés: que ellos rindan cuentas de sus resultados, y nosotros los someteremos a un examen crítico. Pero nada de mañanitas.
Por esto yo no iba a participar en el
balance de 4 años del gobierno. Sin embargo, mi sentido de contradicción
(palabra que viene de contradecir) me provoca a dedicar por lo menos esta
cartita al tema: Porque yo sí niego al gobierno su vocación de servicio social.
Cuando se evalúa al ejercicio del poder,
la buena voluntad no cuenta. Ni cuenta la retórica. A la hora de evaluar, lo
único que cuenta es la voluntad demostrada mediante resultados.
Y el resultado es que hoy hay más salvadoreños pobres. Esta cruda verdad no la quiere enfrentar el presidente, y armó pleito con FUSADES cuando demostró con números que la pobreza ha aumentado luego de 9 años de ejercicio de “políticas sociales”, primero por parte de Saca (“Lo social no es complemento de nada - es la base de todo”) - y luego por parte del FMLN y Funes (“Mi guía es monseñor Romero”). La pobreza aumentó, o sea el problema social se profundizó. A pesar de la “vocación de servicio social”. ¿O será POR esta vocación mal entendida, o esa por la manera como estos dos gobiernos han priorizado el gasto social y no las inversiones que hay que hacer para resolver los problemas sociales?
El país no va a crecer, si no mejora
sustancialmente la educación y la salud de los salvadoreños. Pero gastando
millones en acercar puestos de salud a los cantones no mejora la salud, si al
mismo tiempo desatendemos los hospitales, la tecnología medicinal y la
logística de medicamentos. Y los resultados de la educación no mejoran con
paquetes escolares, si nos están cayendo las escuelas y no invertimos en la
formación profesional de los maestros. Por tanto, en el cuarto aniversario de
este gobierno comprometido con “la vocación de servicio social” no podemos
decir que ha mejorado la salud y la educación de los salvadoreños.
No se vale decir que los pobres
gobernantes tienen buena voluntad y vocación de servicio social, pero
lastimosamente son malos gerentes – y por esto no producen resultados. Los
malos gerentes, cada uno de ellos, fueron nombrados por el presidente. Él los
escogió con un propósito. Un presidente que prefiere a funcionarios que sepan
hablar de su vocación de servicio social, pero no saben cómo producir resultados,
con esto demuestra que “lo social” en el fondo no le importa. Le importan la
imagen y el spot publicitario...
Ya que estamos en esto de la evaluación:
Este gobierno realmente tiene algo trágico. Tienen malos resultados en todos
los indicadores sociales y económicos. Sin embargo, tiene cierto éxito en
seguridad pública, debido a su decisión de permitir y facilitar que surja la
tregua entre las pandillas y abre un proceso de recuperación gradual de la paz
social. Lo trágico: Este su único éxito casi nadie se lo quiere reconocer. Por
lo contrario. No lo saben vender. Y lo que están vendiendo, en el campo social,
es mentirita. Trágico.
Lo justo es: negarle a este gobierno
mérito por su vocación social, y reconocerle mérito por la apertura de nuevos
caminos de enfrentar la violencia.
Happy birthday, dice Paolo Lüers
(Más!/EDH)