Las pandillas quieren hacer una nueva entrega voluntaria de armas. De varias pláticas con pandilleros dentro y fuera de los penales entiendo que se trata de un gesto, con el cual quieren mostrar que van en serio con la idea de convertir a varias de las ciudades más conflictivas del país en ‘municipios libres de violencia’. Pero yo tengo la impresión que es más que un gesto simbólico: Quieren realmente deshacerse de las armas. Si entran en la lógica de la reinserción y reconciliación, de repente los hierros se convierten en obstáculos.
El problema es que no es tan chiche
entregar armas que son ilegales y tal vez han sido usados en ilícitos pasados. Cualquiera
que los anda recogiendo, transportando y al final entregando puede ser acusado
de tenencia y portación ilegal de armas. Incluso el bienintencionado alcalde o
cura que los reciba, si no existe una ley que decreta una especie de amnistía
para fomentar la entrega voluntaria de armas ilegales, puede terminar acusado.
El agente policial que presta seguridad a un acto público de entrega de armas
sin efectuar las capturas pertinentes puede enfrentar cuestionamientos...
Ustedes, los legisladores, tienen en sus
manos una oportunidad de oro: Pueden
aportar a una reducción de las armas ilegales y por tanto de la
violencia en nuestro país. Pueden aprobar una ley especial y transitoria que
brinde amnistía a quien entregue voluntariamente sus armas. No sería por
primera vez. Ya tuvimos este tipo de amnistías – y si bien me recuerda, se
recogieron miles de armas remanentes del conflicto armado y de las bandas de la
pos-guerra. Hubo incluso un programa exitoso de canjear armas por alimentos. Y
tampoco El Salvador estaría inventando la pólvora china: Este tipo de amnistías
para fomentar la entrega voluntaria de armas se ha hecho en muchos países,
entre ellos el Perú, México, Colombia e incluso Puerto Rico.
Hoy es cuando. Hoy es el momento adecuado
de desarmar la sociedad salvadoreña. Hoy hay disposición hasta de las pandillas
y sus jefes de colaborar. Existe el ofrecimiento de ellos de entregar, en un
proceso gradual, su armamento. Quiere decir: de dejar de usar las armas para
seguir matando y intimidando. Están dispuestos de hacerlo en la medida que se
les abran puertas de reinserción y reconciliación. Las primeras puertas que hoy
están por abrirse son los municipios donde hay alcaldes, líderes locales y
empresarios dispuestos a aceptar el reto de construir municipios libres de
violencia.
Ustedes tienen la llave en la mano,
diputados. Decreten una ley transitoria que facilite que cualquier ciudadano,
incluyendo los pandilleros, puede entregar armas ilegales para su destrucción
por parte de las autoridades competentes. Ojo: Nadie está hablando de una
amnistía para delitos cometidos con las armas. Ni siquiera los pandilleros la
piden. Se trata de un mecanismo que permite entregar armas, pero sin tener que
enfrentar acusaciones por su tenencia ilegal. Sería un paso más para construir
la paz. Escribo esto el día 16 de enero, día de la paz salvadoreña, que debería
ser la fecha de nuestras celebraciones patrias.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!)