Me imagino la gran sorpresa para usted al darse cuenta que todavía hay gente que no se dejan comprar. Se quedó colgado de la brocha con su filosofía de que no hay quien no tenga precio. Usted, el que aplicó esta filosofía a la política salvadoreña. No es que usted haya inventado este sistema político de compara-venta de voluntades, pero sí puede tomar crédito de haberlo llevado a la perfección. Gracias a usted la corrupción dejó de ser un complemento de la política, más bien la sustituye.
Y a pesar de todo esto, usted fracasó.
Han llegado a mencionar 2 millones por diputado, y aún así, usted no cumple. Su
bloque legislativo de aliados ya tiene tres semanas de hacer lo imposible para
ganar tiempo y bloquear la elección del fiscal general -- y usted no consigue
los 6 votos adicionales... Y con el peligro que en el camino se pierdan algunos
de los 50 votos del Bloque, porque ya empiezan a dudar de su poder...
¿Qué pasa? Parece que el mercado libre de
voluntados ya no funciona. Ni siquiera con la ayuda de amenazas, extorsiones,
etc. ¿Qué ha cambiado? Si esto funcionaba, sin problema ninguno, en el 2009,
cuando se formó Gana? ¿Qué ha cambiado del 2009 para acá?
Lo que ha cambiado es que ahora hay
vigilancia ciudadana. Todos los berrinches que ustedes han armado contra la
institucionalidad del país han despertado algo nuevo: conciencia ciudadana.
Esto significa que para el diputado que agarre su maletín y venda su voto, ya
no habrá vida política ni social para gozar de sus nuevas riquezas.
La conciencia ciudadana ha creado un
mecanismo de sanción moral que usted ya ha sentido en carne propia, una especie
de cuarentena social: igual que usted, los diputados que vendan su voto ya no
podrán ir a fiestas sin sentirse incómodos. Por donde aparezcan se silenciarán
las conversaciones, se apartará la gente. Sus hijos sufrirán del rechazo y
aislamiento de sus padres. Se romperán amistades, sociedades y hasta
matrimonios. Aunque usted no lo crea: la sociedad ya no tolera que ustedes
sigan pervirtiendo la política, y quien se mete en este juego, lo pagará
caro...
Mejor guarde su maletín negra y deje que
elijan a un fiscal idóneo.
Paolo Lüers
(Más!/EDH)