Ambos conocemos bien las diferencias que tenemos: Usted ha sido guerrero en un
bando, yo guerrillero. Usted se proclama orgullosamente anticomunista, metiendo
a toda la izquierda en el mismo saco, yo critico a los comunistas porque creo
en la izquierda democrática. Usted adora al teniente coronel José Domingo
Monterrosa como militar ejemplar, para mi era un mal militar, porque los buenos
no cometen masacres a civiles. Podríamos ampliar esta lista de diferencias,
pero no hace falta. Porque de todos modos tenemos algo importante en común: la
rebeldía, la polémica, el amor a la libertad. Cada uno de su forma y con sus
errores...
Habiendo dicho todo esto, sólo me queda
decir: No se deje doblegar, de nadie. Usted y David Reyes están haciendo algo
valiente: defender el principio que los diputados tienen que obedecer a su
conciencia y al compromiso adquirido con sus votantes. Si esto los obliga a
votar diferente a la “línea” de su partido, hay que hacerlo, con la cabeza en
alto.
Así entendí su voto solitario en contra
de la elección de un cuadro del FMLN como presidente de la Corte. A mi me
pareció correcta la decisión de ARENA de aceptar una solución política para
asegurar que la Asamblea cumpla su deber de acatar las sentencias de la Sala.
Pero mi respeto por su valentía de disentir.
Espero que usted, así como en Cabañas no
hizo caso a la “Chancha Loca” al mando del ejército, hoy tampoco haga caso a
ninguna presión. Y que logre resistir sin caer en la dinámica fatal de dejarse
apartar de su partido. Esto sería una fatal forma que se cumpla la profecía de
traición, sólo porque no hay espacio para debate, disidencia y autonomía
conciente.
Que bueno que hay algunos diputados que
entendieron la diferencia entre lealtad y obediencia ciega. Ojala que mañana
haya más, en todos los partidos. Esto, en vez de debilitar a los partidos, los
hará más fuertes y creíbles.
A las cúpulas hay que decir: los
traidores no hay que buscarlos entre los hombres de principios, aunque estos
sean incómodos. Los traidores siempre surgen entre los oportunistas. Los
diputados que se fueron a Gana no fueron disidentes, porque para disentir
primero hay que tener principios.
Ya ve, estimado Sigifredo, tenemos algo
en común, a pesar de todas las diferencias históricas e ideológicas que nos
separan y sobre los cuales podemos seguir polemizando.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)