Lo que más me encante de usted es que no habla. Todo el mundo está hablando de usted y su cargo, y el que menos habla es usted. Y cuando habla, son dos o tres palabras escuetas. Así deben ser los jueces, me dijo un primo que toda la vida ha ejercido esta profesión en Alemania: Hablamos con nuestras sentencias, no en los medios.
Sin embargo, ahora no haría mal que hable y que habla fuerte. Queremos escuchar al presidente de la Corte Suprema de Justicia decir: Aquí en esta corte mando yo, y mientras yo mando, aquí no habrá sindicalistas y empleados de la Asamblea armando salas paralelas.
Ahora, cuando no sólo el presidente de la Asamblea, sino también el presidente de la República quiere destruir la primera Sala de lo Constitucional independiente que hemos tenido en la historia modera del país, los ciudadanos necesitamos ver a usted usar todo el poder que la Constitución le otorga para hacer prevalecer el Estado de Derecho.
No puede haber dos Corte Supremas, y quien tiene que decirlo y echar preso a cualquiera que intente instalar una Corte paralela, es usted. Todos sabemos que usted es un hombre de conciliación y no de confrontación. Entendemos que prefiere resolver ;ls cosas con la razón, no por la fuerza. Pero para que se imponga la razón, hay que expresarla con toda claridad. Y cuando todo el mundo habla, hay que hablar fuerte para que pongan atención.
Sabemos que usted no puede resolver esta crisis, porque es una crisis política, creada por políticos. Pero mientras los políticos no resuelvan (simplemente porque algunos quieren que se profundice y que se haga pedazos nuestro sistema de división de poderes), necesitamos que se haga sentir la autoridad y el poder del presidente de la Corte. No puede haber un vacío de poder. No puede haber un vacío de autoridad, donde no exista quien tenga la última palabra sobre lo que es correcto y lo que es ilegal. Este rol corresponde a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y si algunos de ellos no lo cumplen, le toca a su presidente y a los magistrados dispuestos a asumirlo. También le toca al fiscal general de la República, quien se ha pronunciado, pero aun no ha actuado.
Cuando usted, su colegas de la Sala, el fiscal, y los diputados responsables se pronuncien con fuerza y autoridad, abren el espacio para que los ciudadanos nos movilicemos para defender el Estado de Derecho. Para tomar acción la ciudadanía, necesita señales claras en esta confusión.
Así que, señor presidente de la Corte Suprema, usted tiene la palabra.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)