El día que sale esta carta publicada es el Día Internacional de la Mujer. A pesar de que yo me niego a observar las reglas del lenguaje no machista que algunas organizaciones feministas quieren imponer (“Queridas amigas, queridos amigos; o querido/as amigos/as, o querid@s amig@s”), soy un admirador de la rebeldía de las mujeres contra el orden establecido del machismo y de la desigualdad.
Admiro a las mujeres que se niegan a ser sumisas a sus novios, esposos, jefes, dirigentes, presidentes...
Me encanta el desafío a todo tipo de autoritarismo. El movimiento feminista ha sido una de las fuerzas motrices de la democratización, en la China como en los países árabes, en Europa como en las Américas; en el siglo pasado como en la actualidad...
A veces las luchadores contra la terrible represión de los viejos dogmas caen en el error de crear nuevas verdades absolutas, que tratan de ejercer nuevas dictaduras con nuevas reglas y nuevas intolerancias. Entonces, hay que hacer uso de la crítica, de la disidencia.
Saludo a todas las mujeres que siguen adelante en la lucha diaria por la igualdad entre mujeres y hombres. Saludo a todas las salvadoreñas que sostienen sus familias a pesar de la indiferencia o ausencia de los hombres. Saludo a todas las mujeres que se toman sus derechos a diario en las escuelas, universidades, fábricas, en los barrios...
Saludo a las mujeres fuertes que ayudan a otras mujeres más débiles a no rendirse, a no someterse, a no perder sus reflejos de rebeldía y dignidad.
Saludo con admiración y eterna sorpresa a mis hijas, quienes son ejemplos de la manera como hoy las mujeres se toman el espacio que les corresponde en la sociedad. Saludo a mi esposa, quien es ejemplo de la combinación de perseverancia y ternura con la cual se gana batallas.
¡Feliz día de la mujer! Celebren sus triunfos y sigan adelante.
Paolo Lüers
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