jueves, 9 de diciembre de 2010

Lo único que revelan los cables de la embajada es su falta de análisis


Repito lo que escribí la semana pasada, cuando empezaron a publicarse los cables del Departamento de Estado “desclasificados” por WikiLeaks: “¿Cuál es el gran escándalo?”. Es aún más válida esta pregunta ahora que se empiezan a publicar los cables de la embajada norteamericana en San Salvador.

No hay nada nuevo en estos cables. No hay nada que --para quienes querían ver-- no era obvio desde el principio: que el matrimonio entre Mauricio Funes y el FMLN no es de amor sino de conveniencia; que el presidente no tiene control sobre sus aparatos de seguridad y de inteligencia; que éstos están siendo controlados por el partido; que Melgar, a pesar del veto de Washington, fue nombrado ministro y mantenido en su cargo, a pesar de su incapacidad mostrada, porque el presidente así lo había pactado con el FMLN --y para evitar que sea un cuadro aún más duro del partido, como José Luis Merino, el jefe del Partido Comunista dentro del FMLN.

Tampoco necesitábamos leer los cables de la embajada para entender que el FMLN estaba detrás de las protestas callejeras contra aquellas políticas del gobierno que no estaban bajo control del FMLN.

Por lo menos en El Diario de Hoy, todo esto ha sido descrito, advertido, analizado hasta la saciedad, tanto en la parte informativa como en las columnas de opinión. También algunos analistas en otros medios de comunicación, así como dirigentes gremiales empresariales y de la oposición política han hablado de todos estos temas, analizando los pactos y las contradicciones entre el presidente y el FMLN.

Bienvenido sea el efecto WikiLeaks: Ahora que se revelan los informes confidenciales de la embajada norteamericana en El Salvador, todo el mundo se siente obligado a opinar sobre temas que antes no querían tocar. Enhorabuena. ¡Pero toquémoslos bien!

Aunque en términos de análisis los cables aportan muy poco y nada nuevo, vale la pena estudiarlos por dos razones. Primero, revelan algunos detalles sabrosos antes no conocidos: la visita del canciller de Hugo Chávez a El Salvador para reunirse con la cúpula del FMLN, sin informar al presidente; el hecho de que ni siquiera su servicio de inteligencia informó a Funes de esta visita; las pláticas secretas de dirigentes del FMLN, como Medardo González y Sigfrido Reyes, con la embajada para explicarles que por favor no tomen en serio las consignas y discursos anti-imperialistas en la convención del partido; el hecho de que a esta cita llevaron, como traductor, a Óscar Ortiz...

Segundo, los cables revelan que los norteamericanos nunca entendieron bien la relación simbiótica entre Funes y FMLN. Es sintomático que en los cables clasifican de “esquizofrénico” el gobierno de Funes, pero no dedican ni siquiera una palabra a la hipótesis más realista que se trata de un doble juego. Los cables del año pasado revelan que los analistas de la embajada interpretaron las contradicciones y los pleitos entre Casa Presidencial y la cúpula del FMLN como síntomas que anunciaron un futuro divorcio. Por tanto, definieron como política a seguir de Washington apoyar a los “elementos moderados” dentro del gabinete, y empezaron a coquetear con una coalición de moderados de izquierda y moderados de derecha apoyando a un presidente Funes divorciado del FMLN. Todavía en enero del 2010, la embajada en san Salvador dice en su cable al State Department: “La embajada de Estados Unidos, en alianza con la sociedad civil, continuará a buscar y apoyar a los moderados dentro del gobierno de El Salvador”.

Si la embajada de Washington en San Salvador ni siquiera tiene sospecha de doble juego, si ni siquiera tiene dudas de las buenas intenciones de los supuestos “moderados” que han llevado al FMLN a controlar buena parte del Ejecutivo, entonces Funes y el FMLN realmente viven en el mejor de los mundos para ellos: La misma embajada del “imperio” se dedica a convencer a la “sociedad civil” y la oposición de que la mejor manera de defenderse de las intenciones antidemocráticas del FMLN es apoyar a Funes.

Sería interesante leer los cables más recientes de la embajada. ¿Se habrán dado cuenta de que cayeron en la trampa de un doble juego? ¿O todavía estarían dispuestos a apoyar a Funes para alejarlo del FMLN y de la influencia de Cuba y Venezuela? Porque a estas alturas es obvio que Funes no tiene ninguna intención de romper con el FMLN, ni siquiera de limitar el control que le ha cedido sobre amplias áreas de la gestión y de los gastos públicos.

¿Se habrá dado cuenta la diplomacia de Estados Unidos de que sus principales fuentes de información y análisis, los asesores del presidente provenientes de los Amigos de Funes, no han avanzado ni un milímetro en construir una fuerza política “moderada” e independiente del FMLN de cara a las elecciones del 2012 y del 2014? Para los observadores nacionales era claro que esto no iba a pasar. Es obvio que ni Funes ni la familia Cáceres y sus amigotes tienen la capacidad ni la intención de crear una fuerza política. Mucho menos una que sea independiente del FMLN. Ni pensar en una fuerza que le haga competencia electoral al FMLN. Aunque los Estados Unidos apuesten y apoyen a “los moderados”, lo más que pueden parir es un movimiento satélite del FMLN más. Fácil: Puedo entender que lo que ahora se publicó sea el discurso público de la embajada. Pero si esto es lo que piensan y analizan para definir políticas, están perdidos.

(El Diario de Hoy)