sábado, 13 de noviembre de 2010

Carta al presidente del Banco Central de Reserva

Estimado Carlos Acevedo:

Tengo que decirte que me decepcionaste. ¿Cómo es esto de ir a la Asamblea y decirles a los diputados: “Se fueron tergiversando mis declaraciones. Nunca quise ofender a los diputados”? ¡Qué fácil y rápido te bajaron del caballo! Entraste todo un caballero, con toda la arrogancia que presta el poder, y saliste a pata.

Yo pensaba que eras más hombre, Carlos. Criticaste a la Asamblea, a la conducta de los diputados, y muchísimos estaban de acuerdo. Dijiste: “Cuando ellos tienen interés en algo, y normalmente tiene que ver con su propio interés pecuniario, ahí aprueban inmediatamente...”

Si fueras hombre de principios, en vez de pedir disculpas y retractarte, hubieras detallado tus acusaciones. Tu problema no era que lo que dijiste no era cierto - tu problema era que te quedaste en generalidades, en vez de decir con nombre y apellido quienes son los diputados (y los grupos parlamentarios) que funcionan en base de “interés pecuniario”.

No me digás que no lo podías decir porque no lo puedes comprobar. Si son ustedes mismos, en el gobierno que se apoda ‘del cambio’, que han sido parte de este chanchullo de comprar diputados, crear fracciones nuevas, y así conseguir mayorías parlamentarias que ya nada tienen que ver con la voluntad popular expresada en las elecciones.

Cuando yo leí tus primeras declaraciones que desataron la tormenta en el vaso de agua, pensé: “Ve, por lo menos a Carlos le ha causado dolor de estómago esta ‘gobernabilidad’ basada en pactos oscuros, traiciones y compra de voluntades...”

Y en vez de sostener tu posición, pero con nombre y apellido y con toda la información privilegiada que tenés como miembro del gabinete.... te ahuevaste. De repente la perversión más peligrosa de nuestra democracia era un malentendido. Disculpen y sigan igual, no hay pedo...

Lo irónico es que el escándalo se armó por lo que todos sabemos que es cierto. Pero nadie brincó por la otra parte de tus declaraciones, la que realmente es inaceptable para un funcionario público. Cito textualmente de La Prensa Gráfica: “El presidente del BCR asegura que si de él dependiera hubiera congelado las transferencias de fondos del Ejecutivo a la Asamblea para pagar salarios hasta que hubieran aprobado esa y otras leyes necesarias.”

Para esta arrogancia no hay disculpas.

Paolo Lüers

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