Estas son las elecciones del empleo, dijo alguien. Suena bien. Acaso no ha señalado el PNUD, en su último informe sobre el desarrollo en El Salvador, que el empleo es la clave. Entonces, hablar del empleo es políticamente correcto... Felicitaciones a los candidatos.
El tema empleo puede ser muy de moda, en sintonía con lo políticamente correcto y con lo que la gente espera escuchar - pero esto no da sentido a lo que dicen los candidatos sobre el empleo. Ninguno. Adoptan el empleo como discurso, pero lo que dicen no tiene sentido, ni económico ni común. Ni ‘sentido humano’, porque juega con las angustias de la gente.
Rodrigo Ávila promete crear 250 mil empleos. No sé en qué país vive y pretende gobernar. Donde sobrevivimos los mortales, hay una ola de despidos. Las empresas ya han realizado los primeros despidos para prepararse a los dos años duros que vienen y para preservar los demás empleos. Las empresas grandes preparan despidos masivos para la marcha cuesta arriba. En vez de hablar de un pacto nacional para defender y proteger el empleo, con sacrificios de todos los sectores y con apoyo del Estado, Ávila promete un cuarto de millón de empleos nuevos. No es que no haya recibido advertencias. Los mejores economistas del país se le han dada asesoría gratis, pero muy seria: Ya estamos perdiendo empleo, y el primer paso indispensable para la solución es reconocer el problema, su carácter y su gravedad. Le han urgido enfocar en la defensa del empleo, y a empezar a negociar pactos con la empresa privada para lograrlo.
Es cierto, siempre hay que crear nuevos empleos, es parte de una estrategia de defender el empleo. Hay sectores de la economía donde es hasta necesario perder empleos, y hay que impulsar nuevas actividades para compensar. Pero hablar de crear empleos fuera del contexto de una estrategia de defensa del empleo es simplemente irresponsable. De todos modos, no funciona como estratagema electoral, porque nadie lo cree.
El discurso de ARENA -un presidente que sigue diciendo que todo está bien en la economía del país de las maravillas; un candidato que promete un cuarto de millón de puestos de trabajo nuevos, su compañero de fórmula que promete aumento de salario mínimo- es tan burdo que el FMLN y su candidato, si no fueran tan cegados ideológicamente, fácilmente lo podrían desarmar. Por suerte de ARENA, sus contrincantes tampoco viven en el país de la realidad, sin en el país de su himno adoptado de las casas de cartón. En este país donde viven el FMLN y su candidato, en veinte años no ha habido ni crecimiento, ni han mejorado las condiciones de vida, ni se han creado empleos. Esto es lo que está diciendo el candidato: ARENA en 20 años no ha creado empleo, sino desempleo.
Esto es tan falso como la promesa de Ávila de crear 250 mil empleos. Decir que en El Salvador no se han creado empleos en veinte años sólo se le puede ocurrir a alguien con la vista tan nublada por resentimientos y prejuicios ideológicos que ya no logra ver la realidad. Alguien incapaz de ver logros en el período antes de llegar él para salvar El Salvador, porque significaría reconocerle méritos a sus adversarios ideológicos. Por tanto, es alguien que como presidente sería incapaz de identificar dónde hay que dar continuidad a las estrategias y políticas que han sido exitosas.
A esta altura ya está claro que ni la pareja Ávila-Zablah ni la pareja Funes-Sánchez Cerén van a someter a discusión del electorado las estrategias, los pactos y los sacrificios indispensables para diseñar y consensuar una política de defensa del empleo y para adecuar el rol que tiene que asumir el Estado.
Es preciso que en este debate asuman su responsabilidad los académicos, los forjadores de la opinión pública, los empresarios, los dirigentes de la sociedad civil. El asunto del empleo y del modelo de desarrollo y crecimiento es demasiado importante para dejarlo a los populistas de derecha y izquierda que continúan secuestrando el sistema político partidario.
(El Diario de Hoy, Observador Electoral)