La Habana, 27 de Agosto 2008
Hermano Ernesto Cardenal:
Me acabo de enterar que ha sido condenado Usted a una multa por supuestos delitos de injurias. Vuelve mi corazón a revolcarse de ira y confusión. ¿Cómo puede un gobierno sandinista acusar a un sacerdote que fue la voz de los pobres en Nicaragua, y emblema cultural de América Latina?
Como bien sabe yo no defiendo “la democracia” como tal, pues para mí dada las circunstancias del mundo, es una palabra mal traída y tirada en nombre de la cual se cometen las peores atrocidades y se conjugan muy mal los verbos.
Yo puedo apoyar que cierren partidos electorales, como ocurrió recientemente con el MRS, pues la democracia electoral me es incomprensible; pero su nombre, Ernesto Cardenal, no es un partido electoral: su nombre y su accionar están ligado a los mejores tiempos de la Nicaragua revolucionaria y su envestidura merece mucha más consideración y reverencia.
Usted ostenta la medalla José Martí y múltiples condecoraciones culturales de la revolución cubana, es por tanto un pedacito de ella.
Por lo cual siento vergüenza ajena de que algún dirigente del emblemático Frente Sandinista de Liberación Nacional quiera acusarlo de cualquier cosa...
Qué sea el Presidente de un país me da igual: los presidentes no me interesan demasiado… ¡Si lo sabrá Dios! Me acostumbré desde niña que quien único merece el poder es la revolución… Fidel no fue nunca mi “Presidente” fue el líder revolucionario por excelencia vestido de guerrillero y en oposición al mundo. Fíjese…todavía enfermo sigue estando en la oposición del mundo, baste leer sus últimas reflexiones condenando al capitalismo. Y sí que es muy penoso que el FSLN, siguiendo el rumbo que sea, tenga el valor de acusarlo.
Cuando me negaron la visa para ir a Nicaragua me extrañó, pero no me molestó demasiado porque yo no significo nada que no sea un par de apellidos y un montón de palabras escritas, dispersas y a veces inconexas…mas ahora vuelven a tocar algo tan entrañable y delicado, que no contemplo espacios diplomáticos.
Nuevamente en Nicaragua se me vuela la pasión.
Felicito su actitud de “ir preso”… si hubiese estado en Nicaragua, lo hubiese acompañado con mucho honor y lo hubiese hecho a nombre de ésta la revolución cubana que lo quiere tanto.
Un abrazo en nombre de Haydée Santamaría que sabe lo que estoy haciendo y por supuesto el mío.
Hasta la victoria siempre,
Celia Hart
(Celia Hart es hija de Haydée Santamaría y Armando Hart, ambos figuras emplemáticas de la revolución cubana. Celia Hart y su hermano fallecerieron hace pocos días en un accidente automovilístico en Cuba.)