No está haciendo su trabajo. Lo eligieron -casi unánimemente- para que proceda contra la impunidad y la corrupción. La Corte Suprema le hizo casi todo el trabajo, mandándole los casos de Probidad: Mauricio Funes, Tony Saca, etc. Además usted heredó el caso Chaparral, listo para proceder contra una red de corrupción cultivada alrededor de la CEL.
Usted asumió la fiscalía con la correlación
de fuerzas necesaria para ir contra la corrupción. Para ir contra los grandes,
que normalmente quedan impunes.
Y se va contra los indefensos. Se deja ir
en un caso donde sabe que no va a chocar con nadie grande, pero que sí va a
tener grandes éxitos mediáticos – y sin pagar costo político, porque no va a
chocar contra ningún poder. El “caso tregua”. El caso contra Raúl Mijango, a
quien la izquierda detesta por disidente y la derecha teme por revolucionario –
el hombre ideal para joderlo. El hombre ideal para humillarlo, llevándolo al
centro judicial en ropa interior blanca. El caso además contra policías y
funcionarios que no tienen protección política ni partidaria. Y que no han hecho
otra cosa que implementar una política que en aquel entonces fue política
pública oficial: facilitar la tregua entre las pandillas…
Y en este caso estrella, el único
importante que ha presentado, usted y su “nueva fiscalía” tampoco han hecho su
tarea. Ahora nos damos cuenta que todo el tamal ya estaba hecho por Luis
Martínez: el requerimiento fiscal contra Raúl Mijango y los otros 20 acusados
en el “caso tregua” es idéntico documento acusador redactado por los hombres de
confianza de Luis Martínez. El único trabajo que hizo la “nueva fiscalía” fue
quitar de la lista de acusados al ministro de Defensa, David Munguía Payés. Y
esconder el documento complementario: la solicitud de antejuicio contra el
ministro.
El resultado: una chambonada. Usted llegó
a la conclusión, así como lo dijo en su conferencia de prensa, que no puede
perseguir la tregua entre las pandillas, su facilitación por parte del Estado y
la labor de los mediadores, simplemente porque no constituyen delitos. En
cambio, Luis Martínez sí, los consideraba delitos, así lo predicaba a los
cuatro vientos - y así mandó a redactar la acusación. Entonces, si usted sabe
que estos delitos no existen, y que por tanto no puede acusar al ministro
Munguía Payés, ¿por qué no mandó a redactar una acusación nueva – una acusación
que corresponde a los delitos que usted imputa a los 21 que acusados?
Pero no, usted presenta a la corte y tira
al ventilador de los medios de comunicación la misma escritura elaborada por la
FGR de Luis Martínez, solo quitando a David Munguía Payés de la lista de
acusados. Pero en todo el escrito, página por página, sigue apareciendo como
“mastermind” de una “trama” contra el Estado y a favor de las pandillas. Todo
esta montaña para parir un ratón: acusar a 21 personas de delitos menores como
“introducción de ilícitos” – y esto, para más joder, sin ninguna prueba.
Que bueno que aparecieron a la luz
pública los documentos originales de esta acusación, con escudo de la Fiscalía
General de la República. Aunque usted lo niegue, estos documentos comprueban
que usted no hizo su trabajo. Todo esta acusación solo tendrá lógica si usted
lograra clasificar la política pública del gobierno anterior como delito. Y
como esto no es posible jurídicamente, como usted mismo dijo, todo el caso se
le cae. En vez de solo sacar al ministro, usted hubiera tenido que archivar
todo el caso, como una adefesio impresentable más de la fiscalía de Luis
Martínez.
Pero usted quería su “caso estrella”. Tan
así que cometió otro error imperdonable. Como el objetivo suyo era mediático,
no solicitó reserva sobre el caso, como hubiera sido oportuno para proteger la
identidad y seguridad de varios de los acusados y sus familias. No, usted tiró
la acusación al público, y cuando ya todo estaba publicado, solicitó reserva –
para que nadie pueda refutar sus acusaciones.
Reprobado, señor fiscal. Saludos, Paolo Luers
(Mas!/El Diario de Hoy)