miércoles, 23 de marzo de 2016

Carta a la presidente de la Asamblea: Cuidado con los símbolos

Estimada Lorena y colegas directivos de la Asamblea:
Hoy salió en un rotativo el diseño del nuevo edificio para los diputados. Con helipuerto en el techo, con una suite personal para la presidencia, con “sala VIP”, con salas de estar para los diputados, con elevadores “privados”…

Estoy seguro que, al compararlo con los edificios que tienen muchos parlamentos del mundo, lo que ustedes proyectan construir es hasta algo modesto. Pero estos otros países no tienen escuelas destartaladas, hospitales con pacientes en los pasillos, cárceles con 400% de sobrepoblación, bartolinas policiales cuyas condiciones violan nuestra Constitución y todos los tratados internacionales por haber…

Estoy seguro que vos, Lorena, que vives de manera humilde en la misma casa donde creciste en la Centroamérica, no te inventaste estos diseños para construir un parlamento del primer mundo en un país del tercer mundo, donde la mitad de la población vive, trabaja, se transporta y (no) se cura en condiciones de cuarto mundo. Sospecho que el que dio las indicaciones al los arquitectos fue tu antecesor Sigfrido Reyes, conocido por sus exquisitos gustos.

 Infografía: Diario El Mundo
Infografía: Diario El Mundo


Pero nada te impide parar esta locura. Y si realmente fuera necesario construir un nuevo edificio para las oficinas de los diputados, hacerlo de manera más austera.

Es la Asamblea Legislativa donde, en última instancia, se tienen que definir las prioridades del país. Cada año que ustedes discuten y aprueban el presupuesto general, están definiendo las prioridades para nuestro país: ¿Apostamos a elevar la calidad de la educación, la calidad del sistema de salud, la eficiencia de la policía y la fiscalía – o apostamos a erigir símbolos del poder, como el edificio parlamentario que quieren construir?

Los símbolos son importantes, Lorena, pueden determinar la manera como la ciudadanía percibe a sus gobernantes. Estamos ante una disyuntiva bastante clara: apostemos a la simbología de las camionetas de lujo en las cuales se transportan los altos funcionarios de todos los órganos del estado – a apostemos a la simbología de unos diputados y ministros que se transportan como cualquier hijo de vecino: en un carro funcional como un Nissan Sentra o Toyota Corolla?

¿Queremos un país con una simbología de poder, constituida por las caravanas, los helipuertos y las lujosas oficinas de magistrados, ministros y presidentes legislativos (todos símbolos que los separan a ustedes del ciudadano) – o queremos buscar una simbología diferente que disminuya la brecha entre gobernantes y gobernados?

El ejemplo de un ministro o diputado que se moviliza por la ciudad como cualquier hijo de vecino; o de una directiva legislativa que decrete que los diputados, van a pagar por su almuerzo, como cualquier otro empleado público; o de una Asamblea que comunique a la nación que en vez de construir un palacio legislativo de lujo construirá en Las Margaritas en Soyapango una escuela como Dios manda – estos son elementos para construir una simbología marcada por humildad y transparencia. Pónganle nombre a esta nueva escuela: Centro Escolar Poder Legislativo. Decreten que la Asamblea, mientras exista la República, patrocinará esta escuela con libros, becas, programas deportivos, y que cada diputado se convierta en padrino de 2 alumnos.

Estos son los símbolos que necesitamos para que los ciudadanos vuelvan a creer en el sistema político democrático.

Saludos,



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(Mas!/El Diario de Hoy)