No
sé quién le escribe los discursos a Salvador Sánchez Cerén. No sé hasta
qué punto intervienen los hombres de su círculo interno en Casa
Presidencial: Hato Hasbún, Manuel Melgar, Marcos Rodríguez y Eugenio
Chicas, o sus aliados principales en el partido, como Medardo González o
Lorena Peña.
La
verdad es que entre todos ustedes no han logrado influir en el
presidente para que en este aniversario de los Acuerdos de Paz diga las
palabras correctas para pedir perdón por los crímenes de guerra
cometidos en nuestro país.
Esta es la frase que dijo en el acto en la feria:
Y nadie de ustedes fue capaz de escribirle la frase que faltaba para que su discurso tenga sentido histórico y valor ético:
Sin
este complemento, el perdón que pide el presidente a nombre del Estado y
de La Fuerza Armada no es más que retórica y no refleja ningún proceso
de reflexión histórica, autocrítica ética y de verdadera disposición a
la reconciliación.
El
presidente del primer gobierno del FMLN, Mauricio Funes, cometió el
mismo pecado de omisión el 16 de enero de 2010, cuando en un acto
oficial dijo:
El
entonces vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, hizo el intento de
corregirle la plana a Funes. Sin embargo, la manera como lo planteó,
demostraba que muy poco ha aprendido en 20 años de postguerra:
“A todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares, el FMLN les pide perdón.”
No,
señores: No se trata de pedirle disculpa al pueblo por las acciones
militares del FMLN, porque estas tenían sentido histórico y moral para
derrotar al militarismo y la represión. A Salvador Sánchez Cerén le toca
pedir perdón, no por la guerra de guerrilla, pero sí por las acciones
de guerra sucia que también fueron cometidos por el FMLN bajo su
responsabilidad como máximo dirigente y comandante: por los asesinatos
políticos a dirigentes civiles opuestos al FMLN, por secuestros y
asesinatos a empresarios, por la campaña de “limpieza ideológica” en las
propias filas de las FPL que costaron la vida a más de mil personas en
San Vicente.
¿Cómo
es posible que nadie de ustedes, quienes en Casa Presidencial y en el
partido están cerca del presidente, le haya explicado la diferencia
entre un pedido de perdón retórico y un pedido de perdón autocrítico?
Pedir perdón por los pecados de otros, sin asumir los propios, es una
burla a las víctimas.
Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)