Ya lo he publicado en varias formas: necesitamos un Fiscal General nuevo; reelegir a Luis Martínez no es opción. Y me doy cuenta que poco a poco muchos están llegando a la misma conclusión - y que lo están diciendo de manera pública -. Lo que más me alegra es que las voces que piden a un fiscal nuevo, honesto e independiente, provienen de izquierda como de derecha. No es asunto de ideología, sino de decencia. Con pocos días quedándole en su cargo, muchos comienzan a perder el miedo a este Fiscal General que ha mostrado que está dispuesto a usar su inmenso poder para intimidar a quienes lo critican o desafían.
Sin embargo, también me he encontrado con muchas personas (incluyendo diputados que tendrán la tarea de elegir fiscal) que todavía no se atreven a manifestar abiertamente su oposición a la reelección de Luis Martínez. No estoy de acuerdo con su silencio, pero tengo que respetarlo y no mencionar sus nombres.
Y algo de razón les asiste de tenerle miedo a este Fiscal General. ¿Qué pensar de un Fiscal General que faltando 10 días para que termine su mandato se las arregla para que uno de sus competidores a la Fiscalía salga salpicado en un caso de corrupción? Ya de por sí es algo sospechoso que sea en la recta final de la carrera por la Fiscalía que esta institución presente la acusación contra una supuesta red de jueces corruptos. ¿Pero qué pensar del hecho que por insinuaciones (que solo pueden haberse originado en la Fiscalía) salga mencionado Rolando Monroy, exjefe de la Unidad de Investigación Financiera de la Fiscalía, despedido por Luis Martínez, y quien ahora es uno de los candidatos a desplazarlo?
Como siempre pasa en estos “casos” que no son casos, Monroy no sale mencionado en la acusación judicial, pero sí en los chambres de pasillos.
¿De qué otra manera pudo meterse en una nota de El Mundo (titulada: “Capturan a exjueces, exfiscales y abogados por corrupción”) el siguiente subtítulo: “La Fiscalía seguirá con la investigación y entre esas pesquisas va determinar si el exjefe de la UIF, Rolando Monroy, recibió dinero de esa repartición”?
Más adelante en la nota de El Mundo, de manera lapidaria, se identifica la “fuente”: Julio Arriaza, mano derecha de Luis Martínez en la FGR. Leamos: “En el requerimiento a presentar, la Fiscalía solicitará se decrete la detención provisional instruyendo el proceso para ampliar la investigación que según el fiscal Julio Arriaza, sigue abierta para determinar si más personas han tenido participación, entre ellos el exjefe de la Unidad de Investigación Financiera, Rolando Monroy, candidato a Fiscal General”.
Esto ha sido el método de este Fiscal General: tirar algo al aire que afecte a sus adversarios o críticos, aunque jamás se fundamenta la acusación mediática. Obviamente no se trata de la aplicación de la ley, sino de una forma de intimidación y chantaje. Y estas actitudes no podemos seguir tolerando en funcionarios públicos, mucho menos en los encargados de cuidar el Estado de Derecho. Por esto hay que descartar a Luis Martínez de la lista de candidatos viables para la Fiscalía, para luego comenzar a escoger entre los finalistas al más idóneo.
¿Realmente queremos un Fiscal General al cual hay que tenerle miedo? ¿Realmente tenemos que olvidarnos del sueño de tener un Fiscal General que nos inspira confianza en el sistema judicial, porque sabemos que ni protege a culpables ni persigue o intimida a inocentes? La respuesta es: No.
El llamado que hago es el siguiente: con menos de 10 días que le quedan en el cargo, es hora de perder el miedo al Fiscal General. Y este llamado va a diputados, dirigentes políticos y gremiales, columnistas y líderes de opinión: depende de todos nosotros si tendremos un Fiscal que realmente protege el Estado de Derecho.
Espero que levanten su voz a tiempo.
Saludos de Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)