Esta bicha Cristina hace una semana me robó una mi carta que iba a mandarle a Funes. Escribió una “defensa al ex presidente”, que resulta más demoledora que cualquier acusación.
Mi carta iba a arrancar así: “Cada
político tiene derecho de decidir cómo quiere entrar en la memoria de su
pueblo. Si vos preferís que te recuerden como el ex presidente que ya
no puede costearse Blue Label ni putas de clase, y que tiene que
conformarse con las mujeres y el Cinta Negra que le consigue otro
entrevistador fracasado, es tu libre decisión y tu pleno derecho. ¿Quién
soy yo para juzgarte?”
Pero bien, Cristina López ya escribió
todo lo que había que decir sobre el asunto. Sólo me queda razonar sobre
el fenómeno en general: Muchas veces aquí descalificamos a los
políticos por razones equivocadas o pecados menores, habiendo tantas
razones válidas para hacerlos pedazos…
¿Por qué atacan a Funes por su mal gusto
en mujeres, en vez de seguir preguntándole por Polistpeque, la empresa
que montaron sus cheros brasileños y que por orden del presidente
acaparó con todas las cuentas de publicidad del gobierno? ¿Porqué hacen
burla de tu notoria obsesión con productos de silicona, cuando este es
su pecado menor, comparado con el Chapparral o el SITRAMSS?
A Salvador Sánchez Cerén lo atacan por su
pasado de guerrillero, cuando esto ha sido lo más decente que ha hecho
en su vida. Es absurdo reclamarle esto, cuando hay que preguntarle
porqué no honró los principios revolucionarios y no paró a tiempo a su
súbdito Mayo Sibrián y las matanzas de San Vicente…
Igual de absurdo es reclamarle su pasado
guerrillero a Benito Lara, en vez de hacerle responsable de sus malas
decisiones como ministro de Seguridad. Y lo mismo en el caso de los ex
militares: el coronel Ochoa pudo haber cometido errores durante la
guerra, pero estos quedan saldados con los Acuerdos de Paz y la
amnistía. Sin embargo, ¿por qué nunca le obligaron a explicar bien los
enredos millonarias que dejó como presidente de CEL? Si en vez de
encubrirlo, le hubieron hecho rendir cuentas, ARENA se hubiera evitado
los problemas que Ochoa le causó años después cuando “se transfugó”…
En general: Dejen de querernos contar que
el país está mal por los pecados de los militares y los guerrilleros
durante la guerra, o porque no sirvieron los Acuerdos de Paz. Estamos
como estamos por los errores, pecados y negligencias de la postguerra.
No busquen justificaciones en la guerra.
Otro ejemplo: Marcos Rodríguez. Lo atacan
porque no nació en El Salvador, como si esto fuera pecado. Pero no
hacen un análisis de su actuación en Casa Presidencial. Otros lo quieren
descalificar, porque su mujer tiene un alto cargo en Fosalud, aunque
nadie pudo argumentar que ella no está capacitada. Yo lo defendí en
ambos casos, por principio. Sin embargo, mantengo que Marcos debe
renunciar. No por nepotismo, mucho menos por “extranjero”, sino por los
abusos que la Secretaria de Transparencia está cometiendo…
A Gallegos, ¿cómo es posible que lo
atacan por sus viajes, cuando estos son sus pecados menos serios? A este
hombre lo descalifica su rol en la compra-venta de diputados, y su
campaña permanente para que la gente tome la justicia en sus manos y por
legitimar a los grupos de exterminio…
Así que, estimados formadores de opinión
pública, sobre todo los que operan en las redes, sean más selectivos y
serios en sus críticas. Apunten bien, no tiran ráfagas a la loca. No se
dispersen con los pecados menores.
Saludos,