viernes, 13 de noviembre de 2015

Carta a los cibernautas y los nuevos comunicadores en las redes sociales

Hay quienes quieren pintar como violación a la libertad de expresión la primera acción judicial contra un troll center que se dedica a ataques cibernéticos contra empresas y personas. Esto es perverso.
 La primera reacción pública de Nayib Bukele al allanamiento de la agencia de trolls “bunker”, que tiene entre sus clientes la Alcaldía de San Salvador, va en esta dirección: “Y mientras hacen el show con el supuesto "troll center", dejan la mesa servida para aprobar mañana la Ley Mordaza (que censura el Internet)”, dijo en twitter Bukele el día que estalló el escándalo alrededor de su agencia de difusión digital “bunker”. Y el día siguiente, matando su chucho (aunque no creo que a tiempo), cambió su perfil en twitter, poniéndose este indicativo: “Nayib Bukele @nayibbukele. Alcalde de San Salvador, Líder del Ejército de Troles, Protector de la Libertad de Expresión.”


Esto es la reacción cínica de alguien que sabe que la investigación de este caso puede llegarle muy cerca, a varios de sus colaboradores de confianza, o incluso a él mismo.

Puede ser que por cuestión de cobertura legal los troll centers como “bunker” también se dedican a actividades que son legales y gozan de las garantías de la libertad de expresión. Pero el caso “bunker” demuestra que detrás de esta fachada comercial se dedican a actividades ilegales, que lejos de ser ejercicios de la libre expresión son lo contrario: ataques sistemáticos a la libre expresión.

Roberto Rubio, quien fue uno de los primeros en públicamente denunciar estos ataques y su posible vinculación con entidades estatales, se convirtió en víctima de ataques a su dignidad y su familia por el hecho de ser un líder de opinión incómodo para el gobierno y su partido. Lo mismo pasó anteriormente a otros columnistas. Siempre con impunidad y bajo el manto del anonimato…

Hasta que se metieron con instituciones fuertes como La Prensa Gráfica, que tienen la capacidad de iniciar una investigación propia y luego confrontar a la Fiscalía General con pruebas. Al mismo tiempo que el alcalde Bukele inició una campaña de criticas fuertes contra los dos periódicos grandes del país, tanto El Diario de Hoy como La Prensa Gráfica fueron sujetos de ataques cibernéticos, con la publicación de páginas falsificadas con contenidos falsos adjudicados a los periódicos. Mientras la campaña de Bukele era expresión de mal gusto y mal cálculo político, pero perfectamente legal y protegida por la libertad de expresión, los ataques cibernéticos ya pasaron la raya. Por primera vez la fiscalía y la PNC se ven obligados a actuar. Las investigaciones los llevan a la agencia “bunker”, que tiene entre sus clientes la Alcaldía de San Salvador.

Lo preocupante no es que en agencias como “bunker” operan trolls que manejan cuentas anónimas y publican tonterías, mentiras, groserías sobre personajes considerados “enemigos”. Esto es incómodo, pero hay que aguantarlo. Para mi criterio, incluso está protegido por el derecho a la libertad de expresión, y me opongo a cualquier legislación que quiere penalizar la expresión de opiniones críticas e incluso abusivas.

No así el uso sistemático y mercenario de las tecnologías informáticas para implantar identidades de empresas y personas, para difamar a periodistas, columnistas, empresarios, o dirigentes partidarios o cívicos. Estos sí constituyen delitos, incluso en la legislación actual, y deben investigarse hasta dar con los autores intelectuales.

Ustedes, los cibernautas, los surfeadores del Internet, los nuevos comunicadores en las redes sociales, no se sientan amenazados cuando al fin se persigue a los delincuentes informáticos. Son ellos  los que atacan la libertad de expresión, y por eso hay que pararlos.

Saludos,

(Mas!/El Diario de Hoy)