Tenía toda la intención de no escribir más sobre tu caso mientras no concluya el juicio formal. Pero demasiado predominante se ha vuelto el juicio paralelo, político y mediático - en detrimento de la posibilidad de que la justicia pueda funcionar sin presiones externas.
Ya no es un peligro, es un hecho: Existe
un juicio paralelo – y una pre condena política y mediática que impiden un
juicio justo ante la corte. Si es así, no puede ser que en esta batalla ante la opinión pública nadie hable
por el acusado y en contra de sus acusadores. Lo haré yo.
Lo haré, no por afinidad contigo, sino
porque me cae mal que no tengás un juicio justo. Y no solo me caen mal los
incesantes ataques y pre condenas, me cae hasta peor el silencio de tus amigos.
Y esto lo digo yo que nunca he sido amigo
tuyo. Más bien, siempre me cayó mal tu soberbia. No me gustó tu estilo de
gobernar, aunque tengo que reconocer que armaste un gabinete de gobierno competente.
No me gustó la manera como impusiste la dolarización y el TLC, aunque ambos
eran necesarios. Y me cayó remal la manera cómo dirigiste (e echaste a perder)
la campaña presidencial de Norman Quijano, imponiéndole este enfoque errático
de seguridad pública. Solo para que nadie diga que estoy defendiendo a un
chero.
Hablemos del caso, de las acusaciones que
te hacen. He dicho en varias columnas que es inaceptable que un presidente
acepte cheques de otro gobierno (o de cualquier otra fuente), a menos que inmediatamente
los remese a la arca pública. Aceptar que un gobierno extranjero compre la
voluntad de nuestros presidentes es igualmente condenable, desde todo
punto de vista moral, ético y político. Pero tanto el fiscal general Mauricio
Funes como sus colaboradores Luis Martínez, Guillermo Gallegos, Chico Merino y
Benito Lara no han podido comprobar los dos delitos de los cuales te han
acusado formalmente (enriquecimiento ilícito y peculado), ni el tercero que te
imputan extrajudicialmente (lavado de dinero).
Es bien simple: peculado es malversación
de fondos públicos, y para que exista este delito, la fiscalía tiene que comprobar
que los cheques en cuestión correspondían a fondos públicos. Precisamente esto
no lo han podido comprobar. No existen ni actas, ni recibos, ni protocolos, ni convenios
que indican que los fondos en cuestión estaban destinados a proyectos estatales
acordados entre los gobiernos de Taiwán y El Salvador. Aunque fue una
aberración, el gobierno de Taiwán te mandó estos cheques para la campaña
presidencial de Elías Antonio Saca.
Para que exista el delito de
enriquecimiento ilícito, primero tiene que existir enriquecimiento – y no hay
ninguna prueba que vos o tu familia se hayan enriquecidos con los fondos provenientes
de Taiwán.
Y para que exista lavado, primero tiene
que existir lo sucio, o sea dinero producto de una actividad ilícita. Lavado de
dinero significa: agarrar un dinero mal habido por una actividad ilícita,
pasarlo por varios filtros financieros para que al fin regrese a la fuente, ya
limpio. Nada de esto es el caso con los cheques de Taiwán: ni su origen es
criminal, ni regresaron como fondo limpio a los chinos. Por esto, el fiscal
auxiliar Luis Martínez, por más que Funes y el FMLN se lo pidan, no puede
acusarte de este delito. Haría aun más el ridículo que con el caso CEL-ENEL…
Queda la acusación de “desobediencia de
particulares.” ¿Todo el juicio del siglo por un delito menor?
Es evidente que en tu juicio se trata de
venganza política y del uso de la justicia para fines políticos partidarios.
Funes y el FMLN ya le sacaron a este caso el máximo millaje partidario: Con el
juicio político y mediático contra vos ganaron unas elecciones que de otra
manera hubieran perdido. No perder elecciones luego de 5 años de mal gobierno de
Funes y con un candidato tan impresentable como Sánchez Cerén solo fue posible
gracias al caso Paco Flores.
A esta altura es muy difícil que la
opinión pública acepte que jurídicamente sos inocente y que no cometiste ningún
delito penable. Ya estás condenado, resultado de las permanentes campañas de
guerra sicológica de tus acusadores, pero también resultado del silencio
cómplice de los que sabemos distinguir entre pecados políticos y éticos por un
lado, y delitos penables por el otro. En esta situación es difícil que haya un juicio
justo, mucho menos con este fiscal auxiliar que representa no los intereses de
la sociedad y del Estado, como manda la Constitución, sino de dos ex
presidentes de dudosa reputación…
No quiere seguir siendo cómplice. Por
esto digo: Paco Flores es inocente de los delitos que le imputan, muy a pesar
de sus graves faltas a la ética política. Si permitimos esta grave manipulación
del sistema judicial, la víctima no será Paco, sino el país.
Saludos, Paolo Luers
(Mas!/El Diario de Hoy)