Estimado Johnny:
Pasaste la prueba. Tal vez no la prueba ideológica que algunos te quieren aplicar. Ni tampoco la prueba de sumisión a la línea partidaria. Pero sí la prueba de carácter.
Pasaste la prueba. Tal vez no la prueba ideológica que algunos te quieren aplicar. Ni tampoco la prueba de sumisión a la línea partidaria. Pero sí la prueba de carácter.
Hubieras podido correrte cuando El Faro te pidió una entrevista, porque sabías que estos bichos te hacen preguntas incómodas. No te corriste.
Y cuando (¡cabal!) te preguntaron “¿cuál
es su opinión acerca del matrimonio igualitario?”, tuviste tres
opciones: a) mentir y plegarte a la posición mayoritaria en tu partido
que es estrictamente en contra de cualquier matrimonio que no sea entre
hombre y mujer; b) evadir la pregunta, que igual es un deporte común
entre políticos y legisladores; y c) decir tu opinión, aun sabiendo que
te va a meter en aprietos dentro de tu partido. Optaste por la verdad y
dijiste que estás a favor de que el Estado no le niegue el derecho al
matrimonio a ninguna pareja de mujeres o de hombres. Y que no vas a
votar por una iniciativa de reforma constitucional que solo reconozca el
tradicional matrimonio entre hombre y mujer.
La verdad es que una vez que aceptaste
esta entrevista, no tuviste otra opción. Como alguien que ha dicho tan
tajantemente que entró en la política partidaria para cambiarla, no era
opción aceptar una supuesta línea partidaria contra tu propia
conciencia.
¿Qué otra opción tenía un diputado que no
sólo disiente de la supuesta línea partidaria en este punto sensible,
sino que está convencido que sobre puntos de este tipo un partido no
debe tener línea oficial? Entiendo que vos sos un convencido liberal que
defiende no sola la libertad de los ciudadanos de escoger libremente su
forma de vivir y convivir y formar familia, sino también la obligación
del Estado de no normar la vida privada de sus ciudadanos, mucho menos
aplicando normas que emanan de credos religiosos.
Esto
no es, como mucho lo quieren proponer, un pleito entre quienes
defienden el matrimonio y los que lo quieren destruir. Es un debate
entre quienes piensan que la mejor forma de defender la familia como
entidad básica del tejido social es facilitar que todo quienes lo
desean, independiente de sus orientación sexual, pueden cobijarse con la
seguridad y el calor de un matrimonio y de una familia, y quienes que
quieren negar este derecho a un sector de la sociedad.
No escuché de vos, Johnny, ninguna
palabra en contra del matrimonio tradicional, como lo contraen la
mayoría de los salvadoreños en consonancia con las doctrinas de sus
iglesias. Me imagino que lo vas a defender contra quienes pretendan
atacarlo. Igual yo, a pesar de que no soy religioso, sé del rol
importante de la religión como elemento que da solidez al las familias, y
¿cómo no vamos a defender esto? Pero esto no significa que el Estado,
como entidad por Constitución laica, no puede certificar matrimonios
civiles siempre cuando existe la manifiesta voluntad de cumplir con las
leyes pertinentes.
Vos pasaste, para mí, la prueba de
carácter. Además provocaste un debate que va a llevar a tu partido a
reconocer que no es un partido religioso, tampoco un partido
conservador, sino un partido abierto y plural. Un partido moderno no se
define por sus coincidencias en cuestiones religiosas. Lo que diferencia
a los partidos no es su posición sobre el aborto, el matrimonio, sino
su posición frente a las libertades individuales: religiosa,
empresarial, de expresión, de organización, de movilización. Dentro de
ARENA y dentro del FMLN existe el debate sobre el matrimonio y aborto, y
es normal.
Cualquier partido que quiere construir
mayoría, no puede mantener barreras de carácter religioso dentro de sus
bases. Cualquier partido democrático tiene que abstenerse a imponer a
sus militantes posiciones de carácter religioso. Son asuntos de la
conciencia individual, no de línea partidaria.
Gracias, Johnny, por provocar este
debate. Le estás haciendo un favor a tu partido aunque muchos a ahora no
lo ven así. La ganancia es credibilidad y apertura.