miércoles, 2 de julio de 2014

Carta a los menores salvadoreños presos en Estados Unidos

Bichos:
No me lo van a creer: de repente ustedes son héroes aquí. Héroes y víctimas, casi mártires. Antes, estando aquí (en Soyapango, Lourdes o Zacatecoluca), ustedes no importaban a nadie. Es más, siempre los vieron como un peligro latente, como futuros pandilleros, y la policía se encargó de registrarlos cada rato -y de verguarlos de vez en cuando-, para ponerlos quietos.

Ahora que se han ido al carajo, para buscar suerte (o incluso, con suerte, a su mamá, su papá o algún familiar) en el Norte, de repente son “los pobres niños”. Ahora que la migra los agarró, los tiene en campos de concentración, de repente hasta los políticos, los ministros, los diputados están preocupados por ustedes y su bienestar.

Hasta Obama pone cara de papá preocupado, cuando habla de ustedes: apela a los padres de no exponer a sus hijos e hijas al peligro de la migración ilegal, porqué él va a tener que detenerlos, tenerlos presos y al fin deportarlos.

Me imagino que a esta altura será algo difícil de darles paja a ustedes. Aunque menores de edad, ya han vivido demasiado (primero en sus barrios aquí, y luego durante el largo viaje al Norte) para que los traten como inocentes niños. Ya saben que los gringos los van a deportar. Incluso a los que tienen padres viviendo en Estados Unidos. Ustedes van a llegar a su querida patria, y a pesar de toda la paja que se habla ahora y de todas las lágrimas de cocodrilo que se están derramando sobre ustedes, la patria y sus gobernantes los va a recibir con un par de discursos, y luego se van a olvidar de ustedes.

Ustedes aquí en El Salvador y en su pueblo o barrio, se van a encontrar de vuelta con cada una de las razones que los hicieron emprender el viaje, a pesar de todos los riesgos. Quienes de ustedes tienen hermanos mayores pandilleros, los van a encontrartodavía sin perspectiva de salida de la cárcel o de la vida criminal, porque aun no existe una política pública para abrirles puertas a una vida dentro de la sociedad.

Y quienes de ustedes se han ido al carajo porque sus familias o sus vecinos han sido víctimas de la violencia de las pandillas, van a volver al mismo ambiente de miedo. Todos, hayan sido victimas de pandillas o de policías o simplemente de la violencia generalizada, van a regresar a lo mismo. Porque es ilusorio pensar que las grandes noticias sobre su odisea en los desiertos y los territorios de narcos en México, sobre su captura y su sobre su deportación hayan despertado en los gobernantes de su patria El Salvador conciencia de lo que deben a esta generación perdida que llaman “jóvenes en riesgo”.

Así que, bichos, prepárense bien: En el aeropuerto los va a recibir con discursos conmovedores, pero al rato les va a tocar ver cómo sobreviven, cómo terminen la escuela, cómo encuentran un trabajo, y cómo hacen para no volverse pandilleros o víctimas de pandilleros, presos o muertos.

¿Que más les puedo decir? Usen la fuerza que han adquirido, a puro golpe en su travesía. Niéguense a regresar a la misma mierda. Exijan a su patria que cambie de casete y comience a invertir en sus barrios y en su juventud. Hoy que tienen la atención de los gobernantes, los obispos y los medios, exijan a su patria un futuro. 

Si no ustedes, ¿quién? Les saluda Paolo Lüers 
(Mas!/EDH)