sábado, 7 de junio de 2014

Carta a mis lectores

Compatriotas:
Mientras escribo estas líneas, afuera en Plaza Palestina hay una manifestación, que algunos quieren usar para expresarse contra mi persona, contra mis cartas, contra mi negocio, y contra mi participación en el desfile bufo y el carnaval de la alegría del 31 de mayo.

Cuando ese día miles de ciudadanos celebramos el fin del quinquenio Funes, expresamos la esperanza que con él salieran del ámbito político no solo el despilfarro de Casa Presidencial, sino también el resentimiento, la prepotencia, y los permanentes ataques personales a cualquiera que piensa diferente…

Y de hecho es así. Con solo una semana sin Funes en el poder, el país ya respira otro clima, más relajado, con menos stress y ansiedad. Aunque no se desmarque de Funes, los primeros discursos y acciones del presidente Sánchez Cerén marcan una clara diferencia de estilo. Luego de 5 años que la palabra “diálogo” era una mentira inmediatamente desmentida por berrinches presidenciales, la gente comienza a creer que vale la pena intentar llegar a entendimientos…

Pero seríamos muy ingenuos si esperáramos que con solo salir del poder Funes, todo cambiará. El pozo envenenado necesita tiempo para limpiarse. Mauricio Funes nos dejó una herencia de confrontación que no se borra automáticamente y deja huellas en la cultura política. Introdujo al aparato del estado y los movimientos sociales financiados por Casa Presidencial la descalificación personal sistemática, la intolerancia y hasta la persecución política. Cuando hablo de la confrontación que nos heredó Funes, no me refiero a la confrontación política y de ideas, que es normal y necesaria, sino a ataques a las personas, su reputación, y su dignidad. Hubo oficinas en entidades estatales que se dedicaron a esto, de manera anónima: minar la dignidad de opositores, empresarios, políticos, periodistas, funcionarios que no se plegaron.

Aun si el nuevo presidente decide realmente desmontar estos aparatos de guerra sicológica incrustadas en entidades gubernamentales, la mentalidad confrontativa sistemáticamente creada desde arriba queda en el ambiente partidario, cultural y social del país. Incluso en las filas de oposición, porque la guerra sucia no tiene exclusividad ideológica. Sin embargo, una vez que estas actitudes dejan de ser financiadas, organizadas y protegidas desde el poder del estado, los pozo envenenados se van a   comenzar a limpiar.

En las redes sociales están pidiendo que me deporten del país, porque sienten que la fiesta del 31 de mayo fue una falta de respeto al presidente y a su madre, que lamentablemente falleció precisamente cuando la caravana se desplazaba por la colonia Escalón. Además alegan que faltamos el respeto al pueblo de Palestina, por haber usado la Plaza Palestina para esta fiesta de despedida al presidente. Nadie le faltó respeto a la madre del presidente ni mucho menos al pueblo de Palestina. Sólo expresamos nuestra opinión sobre la forma de gobernar de Mauricio Funes.

Al sentir que las campañas de ataque personal a los críticos del gobierno ya no tienen el aval de Casa Presidencial, se van a sentir menos envalentonados. Las reacciones a las críticas van a ser menos violentas, y los que nos dedicamos a la crítica, unos desde la oposición política, otros desde la opinión pública y los medios, otros desde movimientos ciudadanos, ya no tendremos que concentrarnos en el carácter y la falta de probidad de los gobernantes, sino en la confrontación de ideas y propuestas.

Así que los que protestan en Plaza Palestina por los derechos del pueblo de Palestina, bienvenidos. Los que pintaron consignas en pro de la causa de Palestina en las láminas del parque, solo están haciendo uso del derecho que a todos asiste de hacer uso de los espacios públicos para manifestarse y expresarse libremente.

Trabajamos por más tolerancia y menos división. Paolo Lüers
(Mas!/EDH)