jueves, 8 de mayo de 2014

Carta propositiva al gobierno entrante

Estimados futuros gobernantes:
Me piden ser propositivo y positivo- como si criticar y proponer fueran dos cosas excluyentes. Como si criticar fuera negativo. Como si quien critica lo hace porque no tiene nada que proponer. Y quien propone constructivamente no tuviera nada que criticar. Falso.
Vaya, a petición de mis detractores en las redes sociales (que son miles), aquí van mis propuestas constructivas a los que van a asumir el gobierno en tres semanas.

Propongo que el nuevo presidente emita un decreto ejecutivo regulando la publicidad gubernamental, diciendo que:
  • las entidades del gobierno, incluyendo Casa Presidencial, solo pueden pautar anuncios en los medios de comunicación que contengan información oportuna y necesaria para la ciudadanía;
  • queda tajantemente prohibido usar fondos públicos para anuncios que emitan y promuevan opiniones de los gobernantes;
  • el mismo principio aplica a cadenas nacionales. Casa Presidencial ya no va a convocar cadenas nacionales para transmitir las opiniones del presidente, mucho menos sus críticas a adversarios y empresarios;
  • para convencer a los ciudadanos de las políticas públicas de este gobierno, los funcionarios tienen plena libertad de hacer uso de su libertad de expresión, pero no de los fondos públicos. Pueden participar en debates públicos, entrevistas, foros de discusión, escribir editoriales, pero no pueden usar fondos públicos para promover su imagen ni para propagar sus ideas.
Propongo que el nuevo mandatario presente a la Asamblea una ley que regule, en este sentido, la labor comunicativa de todos los poderes del estado, incluyendo los gobiernos municipales. Pero que mientras tanto, y como ejemplo, el nuevo gobierno se auto-regule mediante un decreto ejecutivo.

Propongo que los ahorros en publicidad, que estimo superan los 50 millones al año, sean enteramente transferidos a Educación, para reforzar el presupuesto de las escuelas en las zonas más conflictivas y violentas del país.

Si el gobierno actúa así, ya no necesita mantener en Casa Presidencial ni en los ministerios y autónomas, las infladas y costosas secretarías de comunicación. Las puede reducir a oficinas de prensa, que de manera eficiente y transparente garantizan el acceso de los medios (y del público) a la información pública, pero dejan de planificar y ejecutar estrategias de publicidad y propaganda, y de promoción la imagen a sus respectivos titulares.

Se propone (en esta misma línea de reformas necesarias) reducir a su tarea original la Subsecretaría
de Transparencia en Casa Presidencial, despojándola de todas las tareas de propaganda gubernamental y hasta de desinformación. De esta manera, la mayor parte del presupuesto de esta subsecretaría puede usarse para reforzar la labor del Instituto de Acceso a la Información Pública, que es una entidad autónoma y controladora del gobierno.

Propongo que este nuevo gobierno proceda con la conversión de los medios estatales (Canal 10, Radio Nacional) en medios públicos autónomos. Serían gobernados ya no por el ejecutivo de turno, sino por un consejo plural compuesto por representantes de universidades, gremiales empresariales, sindicatos, iglesias, partidos políticos y los poderes del Estado.

El mismo grado de autonomía hay que darles también a las instituciones culturales, en vez de seguir discutiendo si se dirigen desde Casa Presidencial o desde un nuevo Ministerio de Cultura. No es importante como se llama la entidad gubernamental que controla las instituciones culturales, sino el grado de autonomía profesional, académica o artística que estas adquieran.

Vaya, ya ven que propositivo y crítico, en el fondo, es lo mismo. Imposible proponer algo sin partir de un análisis crítico de la realidad.

Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/EDH)