"Los partidos que andan recogiendo a figuras folklóricas y dudosas como candidatos deben darse cuenta que tal vez les sirven para ganar un municipio, pero al costo de perder su alma. O sea, su credibilidad.” Esto lo escribí el 8 de mayo 2010 al alcalde “Chicho” Ramírez de San Francisco Menéndez. El PDC, que hizo alcalde a un coyote y luego del su tiroteo con narcos no lo removió, perdió su alma. Terminó uniéndose a Elías Antonio Saca y va hacía su muerte definitiva.
Hoy veo que “Chicho” aparece con chaleco tricolor –
y el partido y su candidato le dan la cordial bienvenida. El mismo día sale el
FMLN presentando a su más reciente adquisición: Orlando Arévalo, histórico
manipulador de campesinos a nombre del PCN, luego del PDC y de ARENA. Incluso
de un su propio partido, que formó con dinero del rey de la basura Enrique
Rais, lo terminaron echando por mentiroso y corrupto...
Les pregunto: ¿Qué piensan ustedes ganar con la
adquisición de tan desprestigiados aliados? Yo entiendo que, estando en
elecciones, cada voto cuenta. Seguramente “Chicho” atrae a usted, Norman, un
par de miles de votos. ¿Pero estás realmente dispuesto de pagar el precio?
Igual pregunto a Salvador: ¿Cuántos votos puede aportar Orlando Arévalo, luego
de todas las fechorías que ha hecho, para que valga la pena el alto costo de
dejarse ver en público con este personero?
Con cierta ingenuidad se podría haber pensado que
fue una gran suerte para el país que formaron GANA y luego UNIDAD, para que
todos los políticos pícaros se aglutinen en un solo cuchumbo. Y funcionó bien
esta reunificación de dirigentes reciclados. Lastimosamente, al pincharse el
globo de la candidatura de Saca, que había atraído a tanto pícaro, las ratas comienzan a abandonar el
barco. Y en vez de dejar que se ahoguen (políticamente, por supuesto), ustedes
les tiran salvavidas: ARENA al alcalde pistolero, el FMLN a Arévalo...
ARENA indudablemente anda mejor sin toda esta gente
que se les ha ido a Unidad; ha ganado poquito por poco nueva credibilidad. De esta credibilidad
depende el voto de la clase media urbana, que forma la mayoría de los
indecisos, y que van a decidir las elecciones. Los pocos votos que ganan en San
Francisco Menéndez dando chaleco tricolor a “Chicho”, lo pierden en Santa
Tecla, San Salvador, Mexicanos y Soyapango, porque se exponen a la idea que
“todos son iguales, todos compran voluntades”...
Igual en el caso del FMLN. Lo poquito que ustedes
han podido ganar de credibilidad usando el discurso de institucionalidad y
transparencia, lo echan al traste con Orlando Arévalo.
Mejor paren de una sola vez este intento
infructuoso de crecer. No vaya ser que de pronto veamos a Juan Pablo Durán y
Oscar Kattán (los que Funes tuvo que echar de la Lotería y del Seguro Social) a
la par tuya, Salvador; o a Will Salgado o Quique Rais a la par tuya, Norman.
Dejen a los pícaros adónde estén: en el barco con el cual se están hundiendo.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)