Usted entregó en Soyapango 62 computadoras a una escuela, donadas por la empresa Alba Petróleos. No es la primera vez que usted aparece en este tipo de actividades de esta empresa. Igual ha inaugurado gasolineras, entregado becas de Alba...
La noticia del acto de entrega en
Soyapango se reflejó orgullosamente en las diferentes cuentas twitter y
facebook suyas y de su campaña. Reaccionando
a esto, yo le hice una pregunta en twitter: “¿Usted compra las computadoras a
ALBA o se reflejan como donación de ALBA a su campaña?”
Ampliemos el tema: Lo de Soyapango, como todos los demás actividades de ALBA donde usted aparece, obviamente son eventos de campaña. Si es así, es legítimo decir: Las computadoras que el candidato del FMLN dona a alumnos son instrumentos de campaña, igual que las camisetas, lapiceros y gorras. Los regala para poder decir “Así será cuando yo sea presidente: A cada alumno le daremos su computadora”. Entonces, es válido preguntar: ¿Quién paga por las computadoras y cómo se refleja esto en los libros contables de ALBA y de la campaña? ¿Es una donación de la empresa a la campaña? ¿O ustedes las compran a ALBA – y así se refleja contablemente?
Usted obviamente no contestó este tipo de
preguntas. Pero un tuitero me contestó enseñándome que hay una tercera manera
de ver el asunto: “opción 3: un funcionario público promociona a una empresa
privada actuando como su imagen comercial.”
Interesante
punto de vista. Nos olvidamos que usted sigue siendo funcionario público, y no
cualquier funcionario: vicepresidente de la República. Entonces, si es así, lo
de Soyapango es hasta peor. Veamos: Una empresa, digamos Coca Cola, o Tigo, o
ALBA, quiere armar un evento público de promoción de su marca: repartir
regalos, o inaugurar una sucursal nueva. La receta para que el evento tenga
suficiente visibilidad y tiempo de televisión: Se consigue al vicepresidente de
la República para que actúe como promotor de la marca y, como dijo nuestro
tuitero mal pensado, “actuando como su imagen comercial.”
En el evento de Soyapango usted tuvo el
cuidado de ponerse una camisa blanca. Pero cuando inauguró gasolineras Alba,
anduvo la camisa de la marca ALBA. De un ministro o vicepresidente uno no
espera precisamente que actúe como imagen comercial de una marca. Imagínese que
mañana el presidente Funes se pondría una camisa de Coca Cola para regalar
gaseosas a los niños de la Zacamil.
El problema, profesor, es que con usted
uno ya no sabe quien está hablando y actuando: el vicepresidente de la
República, el candidato del FMLN, el promotor de ALBA, o una personalidad
múltiple... Usted confunde diariamente estos papeles, de la manera que uno ya
no sabe si es usted el que regala computadoras o si es ALBA, y usted funge como
el promotor de esta marca comercial.
Alguien me preguntó en twitter si esto es
ilegal. No sé, no soy fiscal. Para mi no es un asunto legal, sino un problema
ético. Si usted regala las computadoras, tienen que aparecer como donación de
ALBA a su campaña. Si ALBA como empresa regala las máquinas, usted como
vicepresidente no debería aparecer como representante de una marca. La única
manera de evitar estas confusiones: póngase una sola camisa, la de candidato
del FMLN y deje de usar la de su empresa y de la vicepresidencia.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!EDH)