Por segunda vez en pocos días: el presidente de la República en entrevista televisiva. Esta vez ‘dialogando’ con vos en Canal 21...
Hay que reconocer: Lo quisiste hacer mejor. No quisiste hacer el papel triste de tu colega Jorge Hernández, quien frente al presidente dejó de ser periodista, que pregunta, y se hizo maestro de ceremonia, que otorga la palabra...
Hiciste preguntas, e incluso algunas repreguntas incómodas. Pero de manera tan retorcida, pidiéndole disculpas al mandatario. Pidiéndole permiso y comprensión...
Una entrevista al presidente, para que tenga sentido periodístico, es un enfrentamiento con el poder. Para este reto hay que armarse bien: de información, análisis, datos. La pura voluntad no es suficiente.
Sobre todo hay que tener la convicción que cuestionar al poder es un ejercicio legítimo, necesario y digno de nuestra profesión. No le estoy pidiendo que se comporta como opositor - sólo que cuestione al presidente sin rodeos, sin complejos, con buena preparación.
No sé si es paja o si es cierto que vos estás coqueteando con la idea de que, si Mauricio Funes se pudo lanzar, desde la televisión, a la presidencia, ¿por qué vos no?
Si tenés esta ambición, te tengo que decir: con este tipo de entrevistas no llegás ni a alcalde de un pueblo fronterizo. Mauricio Funes, antes de lanzarse de candidato, construyó la leyenda del periodista superman que se enfrentaba a todos lo poderes por haber: con valentía, con preparación casi académica, con agresividad...
Broma aparte: No es por ambiciones políticas, es para hacer bien nuestro trabajo de periodistas que tenemos que mostrar más preparación, más análisis, más información. Sólo esto te puede dar la confianza que necesitás para enfrentarte al poder sin complejos. Sin pedir permiso.
Cuando publiqué la carta a nuestro colega Jorge, criticándolo por su servilismo en su entrevista al presidente, un lector comentó en facebook: “Pongamos a Funes (de antes) a entrevistar a Funes (de ahora)”. El problema es obvio: este Funes periodista ya no existe. Peor aún: cuando existía, ya era un proyecto político en construcción.
Saludos, Paolo Lüers
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