No sé si Tony Saca realmente piensa que él (y detrás de él Will Salgado, Guillermo Gallegos y GANA) pueden caber en una ‘unidad de la derecha’. Lo dudo. Porque si quisiera esto en serio, ya estaría preparando el terreno tomando posiciones de oposición al gobierno FMLN-Funes. Cosa que no ha hecho, ni en una sola palabra, desde que entregó la presidencia a Mauricio Funes y el poder al FMLN. En privado sí, pero nunca en público. Nunca donde tiene costos políticos y podría poner en peligro la ‘gobernabilidad’ que Funes y su partido han pactado con GANA y, en última instancia con Tony Saca.
Si el ex-presidente ahora dice, en declaraciones en el acto de juramentación de Sigfrido Reyes como presidente de la Asamblea, que “hoy por hoy no regreso a la política partidaria... pero nunca hay que decir 'Nunca'”, quiere decir que quiere mantenerse todas las opciones abiertas.
Lo que al mismo tiempo significa: mantener viva la amenaza a ARENA de dividir a la derecha si no le hace caso. ¿Pero qué significa, a esta altura del juego, ‘hacerle caso a Tony Saca’? No pienso que quiera regresar a ARENA, aunque algunos juran que Saca les haya dicho que va a recuperar hasta la dirección de ARENA. ¿O será que solamente busca hacer pactos, con quien sea, que le garantizan a él y sus colaboradores protección de posibles persecuciones?
Hay quienes piensan que Tony Saca está tratando de ponerse en una situación que le permita definir quién gane en el las elecciones del 2012 y 2014, ARENA o el FMLN, y conseguir esta seguridad jurídica (otros la llamarían impunidad; depende cómo uno ve su desempeño como gobernador) con el que le debe su victoria a él…
Sea como sea, ARENA sería muy mal asesorado, si decide ‘hacerle caso’ a las insinuaciones de Tony Saca. Para ARENA, el único camino (aunque talvez no el más fácil) para volver a convertirse en opción de poder en El Salvador es seguir con el proceso de renovación. Este proceso de renovación, si quiere ser creíble, tiene que incluir renovación ética, no solamente generacional, programática e ideológica. Y ahí está precisamente el problema: esta imprescindible renovación ética es incompatible con cualquier tipo de pacto con Tony Saca, ni hablar de pactos con GANA o personajes como Will Salgado.
Si el alcalde de San Miguel quiere prestarse a facilitar al FMLN la recuperación de la alcaldía de San Salvador, ARENA tiene que decir lo que siempre hay que decir a los chantajistas: Nada de negociación. ARENA tal vez podría tratar de salvar la alcaldía negociando con Saca para que por arte de magia se retire la candidatura de Salgado, pero corriendo el peligro de salvar la alcaldía perdiendo el alma. O puede defender la alcaldía profundizando su renovación ética y programática y convirtiendo la batalla por San Salvador en la batalla final contra el oportunismo y el populismo que quiere seguir pervirtiendo la política.
En este caso, ARENA y el país, incluso en el hipotético caso de perder la alcaldía, ganan. Porque urge que alguien acepte el reto de derrotar, de una vez por todo, esta mentira de la ‘derecha popular’. La verdadera batalla no es por alcaldías o diputaciones, sino por principios.
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