Cuando me toco por primera vez decir que habían matado a un amigo, que uno de las víctimas de la violencia no era un número, no era solo un nombre, sino que era una persona, muchos nos indignamos y tratamos de expresar nuestra frustración por vivir en donde nos ha tocado. Hoy por segunda vez llama a mí la noticia que han matado a otro amigo, hoy no por un asalto sino por un parqueo, por un espacio para estacionar el carro, por algo trivial, por una estupidez, perdimos a uno más.
Esto seguro que es la historia de todos los días para muchos grupos de amigos, para muchas familias, esta sensación de sinsentido y desesperanza, la pasan a diario decenas de personas. Esta vez, nos toda otra vez a nosotros, esta vez, nos unimos al coro de voces que ya no sabe qué hacer para vivir en paz. Hoy de nuevo levantamos la cara y decimos, ¿hasta cuándo?
Será hoy el día en que esto comience a cambiar, hoy tenemos que pensar que vamos sin lugar a dudas a vencer la violencia, que espacio a espacio vamos a recuperar nuestro país. No es posible, la responsabilidad es tuya, así como mía de parar el sinsentido. No podemos ya confiar en gobiernos, no vamos a hundirnos y volver a ver el cielo pidiendo que ¡Que Dios nos ampare! Vamos a ser nosotros los que transformemos nuestros barrios y nuestras calles, vamos a vencer la zozobra con una sonrisa, vamos a vencer a la muerte con el arte, porque queremos ver a nuestros hijos jugando en la calle sin miedo.
Esto es un rato, la muerte de Ricardo y todos los Ricardos de El Salvador, no pueden seguir ocurriendo. Tenemos que poner un alto. Un ¡Basta ya! Constante y sin parar desde la trinchera de nuestro trabajo y nuestra calle, tenemos que exigir la convivencia en paz. Tenemos que pedir que el gobierno imponga orden, que desde la claridad y la transparencia construyan El Salvador. No podemos seguir dejando pasar estas muertes, no podemos una vez más escandalizarnos y dejarlos morir, tenemos que exigir que nos dejen vivir.
En este día de tanta tristeza no me queda más que recordar que podemos tener mejores barrios, que podemos tener de regreso nuestras calles, nuestros buses, nuestras ciudades y nuestro país. Solo con el valor y la solidaridad nuestra. Solo con el empeño, dedicación, transparencia, orden, justicia y voluntad del gobierno vamos a lograr ganar. Es un reto grande al que nos enfrentamos. Pero no hemos perdido El Salvador. Aunque la violencia parezca superarnos, aunque no sintamos abandonado de este gobierno, aun así no quebrantaran nuestra férrea voluntad por tener el país que queremos.