Termino un largo y muy polarizado evento electoral, tuvimos más de año y medio de campaña, se paralizó la inversión, todos tomaron bando: los medios, las familias, las instituciones, todos. A pesar de que el FMLN y ARENA hicieron todo lo posible por destruirnos y envenenarnos, resulta que El Salvador es esencialmente democrático.
Cuanta alegría fue saber que la derecha podía perder y no pasaba nada, cuando alegría da saber que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), a pesar de sus innumerables errores, en lo esencial responde y es un árbitro suficientemente bueno.
No puedo dejar de decir que la perorata insoportable de los días antes de las elecciones fue fatal. Los innumerables correos electrónicos diciendo que si o si habría fraude, que las hordas de nicaragüenses se estaban apoderando de El Salvador. Esto sumó a la tensión que de por si existía, colocó a El Salvador en una situación muy peligrosa, los ánimos estaban para que lo peor sucediera, esa presión que la sentimos mucho también es una injustificada injerencia en nuestra decisión, casi para pensar: “mejor votemos por ellos porque sino queman la ciudad”. Miedo al fin y al cabo.
Fue intolerante la actitud de algunas areneros que ante esta tensa situación decían en privado: “si podemos hacer fraude lo hacemos”. Intolerable, porque no podía pasar, aquí difícil es no saber lo que pasa. Con la tensión y conspiración que había encontrar 25,000 nicaragüenses (los necesarios para modificar la elección en un 1%) resulta increíble que nunca los lograron ver, nadie les pudo tomar si quiera una foto, nadie pudo llamar a los medios (el Colatino gustoso lo publicaba). No es lógico desde ningún punto de vista desprestigiar al árbitro que va a ser el encargado de darte el poder.
Tampoco es lógico que los salvadoreños nacidos en Nicaragua, como mi hermano o muchísimos otros jóvenes nacidos en el exilio durante la guerra, tengan que sentirse atacados o en peligro por ser salvadoreños que han nacido en otra parte. No es justo que no se piense en las personas, como le sucedió a algunas personas durante el proceso de votación que tuvieron serias dificultades para votar, porque su DUI decía “lugar de nacimiento: Nicaragua”.
ARENA nos regaló una de las peores campañas de los últimos tiempos, el ataque visceral contra el vicepresidente electo es imperdonable, y lo digo no para cobrar venganza, ¡por favor!, sino para reformar el código electoral o las atribuciones del TSE para que garantice que esto no pueda ocurrir. El Frente al final se puso al mismo nivel que ARENA, tan buena campaña y positiva que estaban haciendo y terminaron igual de mal. La campaña del presidente electo Funes prometió de todo y pagó con la misma moneda de los que criticaron al alcalde electo Quijano. Ahora que ganamos ya vamos a ver que se puede hacer.
A pesar de todo esto El Salvador sobrevivió y tenemos la alegría que las instituciones si funcionan, que los cambios se pueden dar que si por estos cinco años los salvadoreños queríamos un gobierno del Frente, lo podemos tener y que si en el 2014 queremos un gobierno de otro partido, también podemos. Porque este país es democrático.
Muchos extranjeros pasaron por estas tierras estos últimos días. Todos hablaron mal de El Salvador, que todo era un caos y no podía salir nada bueno. Bueno parece que se equivocaron, ahora tienen que reconocer que aquí seguimos avanzando en la profundización democrática. Esto seguro que no solo es democracia electoral lo que necesita El Salvador, estoy seguro que tenemos demasiadas tareas pendientes. Pero de lo que podemos estar orgullosos y felices es que a pesar de que nos tratan de destruir el país, los salvadoreños podemos recuperarnos y se demostró que no tenemos los partidos políticos que nos merecemos.