Normalmente no recomiendo a nadie ver ‘Telesur’, la televisión internacional de Hugo Chávez. Más bien es insufrible. Telesur es ‘Los Guaraguao’ y sus ‘Casas de cartón’ hecho televisión - o, como diría Horacio Castellanos Moya, ‘la tele del indio pijiado’.
Pero en estos días recomiendo sintonizar Telesur (canal 72 de cable), para ver lo que se está gestando en Venezuela, para ver la campaña por el Sí en el referéndum del 15 de febrero, con el cual Hugo Chávez intenta abrir el camino para su re-elección.
Ayer Telesur transmitió en vivo, durante cuatro horas ininterrumpidas, el cierre de campaña de Chávez por el Sí a la re-elección, incluyendo su discurso de dos horas. Aunque me puede atraer serios problemas familiares, me eché enterito todo el programa. No porque sea masoquista, sino porque es fascinante y aleccionador ver cómo un demagogo, al calor del baño en la masa revolucionaria, pierde el cuidado y comienza a decir la verdad. Me imagino que es difícil mantener la cordura frente a medio millón de gente fanatizada, uniformada de rojo, que responden con más amor al líder por más combativo sea su discurso. Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, y esto vale también para los que se embriagan del poder.
Chávez básicamente dio cuatro mensajes en esta concentración, y las repitió en múltiples variaciones y melodías:
“¡Aquí llegó la revolución para quedarse!"
“¡Aquí manda Chávez! Incluso donde han ganado gobernadores y alcaldes de la oposición, manda Chávez...”
“Con Chávez gobernando más allá del 2012, en Venezuela habrá paz. Sin Chávez en el poder, ¡habrá guerra!”
“Lo que esta en juego no sólo es para Venezuela. Es una nueva doctrina constitucional para los pueblos amigos en Suramérica, el Caribe y Centroamérica...”
Bueno, para los venezolanos lo que más asusta son los primeros tres mensajes de Chávez: Que aquí hay una revolución que no piensa entregar el poder a nadie, ni siquiera a otros líderes dentro del movimiento chavista, mucho menos a la oposición.
Vaya, está en manos de los mismos venezolanos de aceptar o derrotar esta amenaza a sus libertades el próximo 15 de febrero.
Para nosotros, lo que nos debe asustar es el cuarto mensaje de Chávez, la de la nueva doctrina a nivel continental.
Hugo Chávez puede ser no muy lúcido en su pensamiento político, pero de tonto no tiene un pelo. Sabe perfectamente que esta ‘nueva doctrina constitucional’ no la puede imponer a ningún país desde afuera. Necesita una fuerza interna que adopte esta ‘nueva doctrina’ y que esté en condiciones de transformar el orden constitucional. Por más que el señor Funes diga lo contrario, esta fuerza interna es el FMLN. La troica que heredó de Schafick el poder en el FMLN (Salvador Sánchez Cerén, Medardo González, José Luís Merino) también heredó la relación directa, incondicional y privilegiada a los hermanos Castro y a Hugo Chávez.
La relación directa con estos centros de poder y de definición estratégica e ideológica no está en manos de figuras periféricas como Nidia Díaz o Salvador Arias. La maneja directamente Salvador Sánchez Cerén. Los vínculos visibles son Nidia Díaz, a quien le encanta viajar a Caracas para abrazar al coronel, y Salvador Arias, quien no tiene empacho para encabezar una marcha en apoyo a la re-elección de Chávez. Ellos dos, son los que hablan, y como no tienen prestigio, no cuesta nada al candidato Funes desmarcarse de ellos. Pero Salvador Sánchez Cerén y la cúpula del FMLN siguen siendo los socios de Hugo Chávez.
Obviamente no van a buscar aplicar ‘la nueva doctrina’ de Chávez mecánicamente. Todos sabemos que nuestra Constitución no lo permite. Tampoco han presentado en Nicaragua la reforma constitucional, pero sí han creado toda una red de ‘poder popular’ que borra toda frontera entre Estado-partido-movimiento popular.
Hay un guión, pero es diferente para cada país. Se está aplicando de una manera en Bolivia, de otra en Nicaragua, de otra en Ecuador. Tendrán su guión específico para El Salvador.
Por esto, cuidado con el discurso de ‘participación popular’, ‘democracia directa’ y ‘transformación de la institucionalidad’ en el programa de gobierno del FMLN. Nidia Díaz ya habló de que hay que buscar cómo introducir los instrumentos del referéndum a nuestra institucionalidad. El candidato dirá algo para desmarcarse diciendo que no será Nidia Díaz sino él que va a gobernar. Y Salvador Sánchez Cerén, sin hablar mucho, seguirá pacientemente creando las condiciones para transformar la institucionalidad en el sentido de la doctrina de Hugo Chávez. Por algo adoptó, hace como 40 años, la concepción de la ‘guerra popular prolongada’. Renunció a la guerra, pero no a la paciencia y a la meta.
(El Diario de Hoy, Observador Electoral)
Pero en estos días recomiendo sintonizar Telesur (canal 72 de cable), para ver lo que se está gestando en Venezuela, para ver la campaña por el Sí en el referéndum del 15 de febrero, con el cual Hugo Chávez intenta abrir el camino para su re-elección.
Ayer Telesur transmitió en vivo, durante cuatro horas ininterrumpidas, el cierre de campaña de Chávez por el Sí a la re-elección, incluyendo su discurso de dos horas. Aunque me puede atraer serios problemas familiares, me eché enterito todo el programa. No porque sea masoquista, sino porque es fascinante y aleccionador ver cómo un demagogo, al calor del baño en la masa revolucionaria, pierde el cuidado y comienza a decir la verdad. Me imagino que es difícil mantener la cordura frente a medio millón de gente fanatizada, uniformada de rojo, que responden con más amor al líder por más combativo sea su discurso. Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, y esto vale también para los que se embriagan del poder.
Chávez básicamente dio cuatro mensajes en esta concentración, y las repitió en múltiples variaciones y melodías:
“¡Aquí llegó la revolución para quedarse!"
“¡Aquí manda Chávez! Incluso donde han ganado gobernadores y alcaldes de la oposición, manda Chávez...”
“Con Chávez gobernando más allá del 2012, en Venezuela habrá paz. Sin Chávez en el poder, ¡habrá guerra!”
“Lo que esta en juego no sólo es para Venezuela. Es una nueva doctrina constitucional para los pueblos amigos en Suramérica, el Caribe y Centroamérica...”
Bueno, para los venezolanos lo que más asusta son los primeros tres mensajes de Chávez: Que aquí hay una revolución que no piensa entregar el poder a nadie, ni siquiera a otros líderes dentro del movimiento chavista, mucho menos a la oposición.
Vaya, está en manos de los mismos venezolanos de aceptar o derrotar esta amenaza a sus libertades el próximo 15 de febrero.
Para nosotros, lo que nos debe asustar es el cuarto mensaje de Chávez, la de la nueva doctrina a nivel continental.
Hugo Chávez puede ser no muy lúcido en su pensamiento político, pero de tonto no tiene un pelo. Sabe perfectamente que esta ‘nueva doctrina constitucional’ no la puede imponer a ningún país desde afuera. Necesita una fuerza interna que adopte esta ‘nueva doctrina’ y que esté en condiciones de transformar el orden constitucional. Por más que el señor Funes diga lo contrario, esta fuerza interna es el FMLN. La troica que heredó de Schafick el poder en el FMLN (Salvador Sánchez Cerén, Medardo González, José Luís Merino) también heredó la relación directa, incondicional y privilegiada a los hermanos Castro y a Hugo Chávez.
La relación directa con estos centros de poder y de definición estratégica e ideológica no está en manos de figuras periféricas como Nidia Díaz o Salvador Arias. La maneja directamente Salvador Sánchez Cerén. Los vínculos visibles son Nidia Díaz, a quien le encanta viajar a Caracas para abrazar al coronel, y Salvador Arias, quien no tiene empacho para encabezar una marcha en apoyo a la re-elección de Chávez. Ellos dos, son los que hablan, y como no tienen prestigio, no cuesta nada al candidato Funes desmarcarse de ellos. Pero Salvador Sánchez Cerén y la cúpula del FMLN siguen siendo los socios de Hugo Chávez.
Obviamente no van a buscar aplicar ‘la nueva doctrina’ de Chávez mecánicamente. Todos sabemos que nuestra Constitución no lo permite. Tampoco han presentado en Nicaragua la reforma constitucional, pero sí han creado toda una red de ‘poder popular’ que borra toda frontera entre Estado-partido-movimiento popular.
Hay un guión, pero es diferente para cada país. Se está aplicando de una manera en Bolivia, de otra en Nicaragua, de otra en Ecuador. Tendrán su guión específico para El Salvador.
Por esto, cuidado con el discurso de ‘participación popular’, ‘democracia directa’ y ‘transformación de la institucionalidad’ en el programa de gobierno del FMLN. Nidia Díaz ya habló de que hay que buscar cómo introducir los instrumentos del referéndum a nuestra institucionalidad. El candidato dirá algo para desmarcarse diciendo que no será Nidia Díaz sino él que va a gobernar. Y Salvador Sánchez Cerén, sin hablar mucho, seguirá pacientemente creando las condiciones para transformar la institucionalidad en el sentido de la doctrina de Hugo Chávez. Por algo adoptó, hace como 40 años, la concepción de la ‘guerra popular prolongada’. Renunció a la guerra, pero no a la paciencia y a la meta.
(El Diario de Hoy, Observador Electoral)