Las economías de nuestros países que, por dos décadas han sido fortalecidas y dinamizadas por las remesas de la diáspora, se ven ahora amezadas por cuatro factores que imperan como determinantes para los centroamericanos en este país, los cuales son: la disminución de empleo, el alto costo de la vida, el envío de remesas y las deportaciones masivas.
La crisis inmobiliaria y el alto costo de los productos derivados del petróleo han ocasionado una crisis económica en la mayoría de familias hispanas en este país; específicamente, la fuente de trabajo más importante para los hombres de la diáspora, ha sido la industria de la construcción, la cual en estos momentos se encuentra en una de las crisis más profundas en su historia, lo que ha ocasionado niveles altos de desempleo.
A este problema de desempleo se agrega el alto costo de la vida, que debido a los altos precios de la gasolina y la generación de energía, ha resultado en un aumento significante en productos de consumo principales como los son los alimentos, el transporte, la electricidad, el agua, el gas, etc., disminuyendo con esto considerablemente el poder adquisitivo de los emigrantes centroamericanos quienes en su gran mayoría levemente superan los niveles de pobreza de este país.
Las remesas aun continúan su flujo ascendente en nuestros países, según datos bancarios hasta la fecha, sin embargo, se prevé que para el final de este año esa alza cambie, debido al impacto que las actuales dificultades económicas en Estados Unidos ocasionan a las familias de la diáspora.
Finalmente, es conocido que el mayor porcentaje de las personas que envían remesas son los nuevos inmigrantes, quienes en casi su totalidad se encuentran en este país de manera indocumentada e ilegal para los estándares de la ley en este país. La falta de una reforma migratoria integral que proteja a los millones de nobles trabajadores emigrantes latinoamericanos, ha ocasionado una cacería inhumana e inmoral, que deplora los principios de la libertad y justicia que la constitución de este país tan orgullosamente propone como principios fundamentales de la vida.
Muchos de mis hermanos dejaron de pagar sus casas debido a la falta de empleo en la construcción, después de ganar veinticinco dólares la hora, pasaron a ganar diez en algún restaurante o compañía de limpieza, y ahora muchos de ellos viven en pequeños apartamentos que comparten hasta con diez personas para ahorrar en el pago de la renta, así, pueden continuar enviando sus remesas para construir sus casas, ahorrar para su regreso y mantener a sus padres, hermanos, cónyuges e hijos que han quedado en la patria con la esperanza de reunirse algún día.
Todavía en este país existe una demanda bastante grande para la mano de obra hispana, la cual es codiciada por ser buena y barata, aunque, miles de los hermanos indocumentados han sido despedidos de las compañías grandes que mejor pagan en la construcción, la limpieza y los restaurantes, debido a las altas multas que los empleadores reciben al contratarlos, de alguna manera, siempre encuentran empleo en otros lugares, aunque signifique ganar aun menos dinero.
Los menos afortunados son atrapados en redadas por oficiales de migración o por la policía al cometer delitos o infracciones civiles de cualquier índole, por lo que son deportados, terminando así el sueño de una mejor vida y regresar a la pesadilla que significa la realidad sin futuro, sin oportunidades comparables a las de aquí, que se vive en nuestros países.
Por dos décadas los gobiernos de los países centroamericanos han tenido la oportunidad de contar con una contribución extraordinaria de parte del pueblo que forma la diáspora, así como, con apoyos económicos de organismos internacionales, donaciones de países amigos, etc., y ¿qué han hecho con esta contribución?, ¿Cómo este dinero ha mejorado las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos de Centroamérica?
¿Cómo explican que por veinte años de percibir beneficios económicos a través de los impuestos, pagados por nuestros familiares con las remesas, las inversiones hechas con las remesas, el turismo revitalizado por las remesas y el consumo incitado por las remesas, aun nuestros países se encuentran incapacitados ha proporcionar oportunidades ideales de educación, de salud, de progreso, de paz social y de libertad económica?
La respuesta es evidente, durante estas dos décadas, bajo los nombres de nacionalistas, demócratas cristianos, social demócratas, social cristianos, conciliadores, revolucionarios, socialistas, comunistas y cada nombre imaginable en el amplio mar político-ideológico del siglo pasado, los lideres de estado de nuestra amada Centroamérica no han podido constituir Repúblicas que reflejen las aspiraciones nobles que con honor son ilustradas en el idealismo de sus cartas magnas.
La carta magna de mi país El Salvador, demanda enfáticamente con relación a la persona humana y los fines del estado en su articulo primero que, " El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.
En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social".
Con enfática tristeza y agónica convicción puedo asegurar que el propósito de este articulo, ha sido ignorado, pisoteado y traicionado por cada uno de los últimos cinco presidentes de la república, por cada uno de los cientos de diputados elegidos por el pueblo desde la primera elección democrática, por cada uno de los presidentes de la corte suprema de justicia junto a los cientos de jueces bajo su responsabilidad.
La nación centroamericana en Estados Unidos enfrenta los mismos problemas como emigrantes, y los enfrentamos juntos como ciudadanos del mundo que creemos en el trabajo, la educación, el sacrificio, el desarrollo humano, la justicia y la libertad; así mismo, enfrentamos los retos de incidir en el propósito de cambiar el destino de nuestras repúblicas.
El destino que vivimos en esta gran nación del norte del continente es difícil, pero como nación sabremos vencer la adversidad de políticas injustas, como la actual con respecto a la migración, y con nuestra contribución ayudaremos a perfeccionar esta democracia, la cual a pesar de ser una de las mas sólidas y completas en el mundo, esta aun muy lejos de ser perfecta. Así mantendremos nuestro poder económico tan importante para nuestro propósito de incidencia política en Centroamérica.
Es importante que para asegurar nuestro futuro, no nos limitemos únicamente a la convicción de nuestra lucha para mejorar nuestras condiciones de vida como emigrantes en este país, sino que la extendamos a nuestra incidencia como ciudadanos de nuestros países de origen, de manera que, adquiramos con voluntad patriótica el reto histórico de no permitir que dos décadas mas trasciendan sin avances sustanciales que aseguren una mejoría trascendental en las condiciones de vida y de libertades en nuestros países, así, nuestro aporte económico, social y político en Centroamérica sea un valuarte de desarrollo y bienestar común.
Hasta ahora, nuestra contribución ha sido una fuente billonaria de recursos económicos que ha mantenido a los círculos de poder monopólicos que cubiertos bajo ideologías políticas viven y fomentan la corrupción estatal, el crimen organizado, la delincuencia, el desorden civil, el contrabando, la polarización, el odio social y protegen los intereses especiales de grupos históricos privilegiados.
En diez años es posible que la crisis económica de este país sea aun más profunda, la reforma migratoria jamás haya sido implementada, que las deportaciones no se limiten a indocumentados, sino que, incluyan a residentes y ciudadanos de este país, de manera que, sean mucho más grandes. En todo caso las remesas podrían ser muy inferiores a las actuales o a las proyecciones actuales. Y si eso sucediera, ¿qué pasara con los ciudadanos centroamericanos que tendrán que regresar a sus países de origen?
Hermano que lee este articulo, pregúntate ¿Qué debo hacer para incidir y cambiar mi país? Mi sugerencia es que te organices y demandes tus derechos como ciudadano para participar políticamente y colaborar en la definición e implementación de políticas publicas que trasciendan en el cumplimiento de los ideales de las cartas magnas, las cuales definen nuestro principio y fin como ciudadanos, así como país.