martes, 25 de septiembre de 2007

Columna transversal: PROPUESTAS INDECENTES

Para el miércoles de este semana, una iniciativa llamada Concertación Democrática Nacional convoca a los partidos políticos y la sociedad civil a la firma de un Pacto de Nación. Entre los proponentes de este pacto se encuentran personajes de reconocida trayectoria profesional, política y ética como el doctor Abraham Rodríguez, fundador de la Democracia Cristiana, y el doctor Domingo Méndez, ex-presidente de la Corte Suprema de Justicia.

Yo conocí la iniciativa -en aquel momento se llamada REINA (Movimiento Rescate de la Institucionalidad Nacional)- en julio del 2006, cuando junto con Domingo Méndez, con líderes religiosos, con Evelyn Jacir y Benjamín Cuellar, con los rectores Mauricio Loucel, María Isabel Rodríguez, Mario Ruiz y Carlos Vigil, reaccionamos ante los eventos del 5 de Julio –el asesinato de dos agentes de la PNC a manos de activistas de la izquierda que llevaron a un fusil de guerra a una manifestación de estudiantes de secundaria- haciendo un llamado público contra la violencia política. Nos constituimos como comité ad-hoc llamado Compromiso con la Paz – conformado por personalidades políticamente diversos, pero unidos en la idea de que había que movilizar la opinión pública contra las tendencias lamentables a la polarización violenta.

Domingo Méndez nos planteó que como lo nuestro era una iniciativa ad-hoc y no podía adquirir ni institucionalidad ni permanencia, acercarnos al movimiento que estaba propugnando con Abraham Rodríguez, Eduardo Badía y otros. Varios de los integrantes del Compromiso por la Paz suscribimos el documento que ellos habían elaborado bajo el título Manifiesto a la Nación. Era un documento de análisis, un diagnóstico de una sociedad y de una clase política en crisis. El fin declarado: presentarlo a los partidos políticos, principalmente a ARENA y el FMLN, para hacerlos razonar y cambiar de actitudes.

Cuando en octubre del 2006 participé en la reunión que bajo este concepto estaba convocada entre los suscriptores del documento y la dirección del FMLN, me llevé una gran sorpresa: Los voceros de este movimiento supuestamente independiente y representante de la sociedad civil se ofrecieron al FMLN como aliados, y como gestores de una gran alianza electoral. Quiere decir, en vez de ser la voz crítica ante los partidos, en este caso ante el FMLN, ofrecieron sus buenos oficios para que la izquierda se unificara en una alianza electoral bajo dirección del FMLN. Una situación tan incómoda para mi –y varios de los convocados- como presenciar la propuesta indecente de un viejo verde, quien hace una cita con una mujer para discutir un asunto laboral y le termina proponiendo matrimonio. Sólo que en este caso, la acosada estaba mas que contenta...

Esto fue hace un año. Ya no participé en ninguna reunión más con mis amigos de REINA, excepto una para expresar mi desacuerdo y pedir que borraran mi nombre de la lista de firmantes de su Manifiesto. Así que no sé qué tipo de transformaciones ha sufrido este movimiento. Hasta que me llegó, hace pocos días, nuevamente su invitación, esta vez para ser testigo de la firma de un Pacto de Nación que proponen a los partidos políticos.

En vez de asistir, reproduzco aquí la carta que les mandé hace un año a mi amigo, el doctor José Domingo Méndez:

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Movimiento “Rescate de la Institucionalidad Nacional”
Dr. Domingo Méndez

Estimado amigo Mingo:

Agradezco de corazón la invitación que me ha hecho a participar, junto con muchas personalidades que admiro mucho, en su Movimiento.

He suscrito el “Manifiesto a la Nación”, porque comparto el diagnóstico que ahí se hace de la crisis en la cual se encuentran el país, su clase política, sus instituciones.

Sin embargo, no comparto la cura, la terapia que ustedes proponen: llevar al gobierno al FMLN, participando en un “Frente Amplio” bajo el lema: “Todos contra ARENA”. Esto es básicamente la propuesta que ustedes han hecho al FMLN en la reunión pasada con la Comisión Política de este partido. No era ni siquiera una negociación o un sondeo para ver la posibilidad o no posibilidad de una alianza. Era, desde un principio, una oferta unilateral de apoyo.

Anteriormente se había planteado que se iba a presentar el Manifiesto a los dos partidos grandes, para confrontarlos con una posición independiente de un grupo de ciudadanos que ya no aceptan el esquema de polarización, con el cual ARENA y el FMLN tienen secuestrado al país y con el cual estos dos partidos están bloqueando la formulación de políticas de nación y las reformas institucionales que necesita el país.

Este propósito y esta postura de independencia ustedes los han abandonado en favor de abrazar al FMLN como única fuerza que puede rescatar al país.

Talvez a diferencia de todos Ustedes, yo he vivido el proceso histórico del FMLN desde adentro, durante y después de la guerra. He vivido la imposibilidad de convertir al Frente en una partido democrático, abierto, plural y responsable. He vivido el proceso de reducción del Frente de la pluralidad de posiciones de izquierda a un partido supeditado al centralismo democrático. He vivido el proceso de limpieza que ha obligado a los mejores militantes del Frente histórico a abandonarlo.

El Frente de hoy ya no es el Frente que cambió el país, haciendo la guerra y construyendo la paz. El Frente de hoy no es una fuerza con la cual se puede entrar en alianzas como las hizo y desarrolló constructivamente el FDR de Manuel Unjo con el FMLN histórico. El Frente de hoy es reducido a una espantosa ortodoxia, falta de tolerancia, falta de creatividad, falta de comprensión de los cambios históricos del mundo. El Frente de hoy rechaza el pluralismo, odia al reformismo y a la socialdemocracia, reacciona represivamente a la disidencia. El Frente de hoy tiene una profunda desconfianza hacia todos que sostenemos posiciones de izquierda no sometidas a la dirección de ellos. Siguen viéndose como vanguardia y siguen viendo a todos los demás -a todos nosotros- como “compañeros de viaje” dentro de un Frente Amplio dominados por ellos.

No estoy de acuerdo que juguemos este papel.

No puedo sostener mi firma de apoyo al Manifiesto, porque no estoy de acuerdo con la tesis central del Movimiento de que un gobierno del FMLN sea preferible a un gobierno más de ARENA. No estoy dispuesto a abrazar ni al Frente ni a ARENA, sino sigo convencido que hay que trabajar para crear una alternativa a estos dos polos que siguen manteniendo al país en la lógica de la guerra y posguerra y que no permiten nuestra tránsito a la plena democracia.


Creo que a varios de Ustedes la “angustia” -como el mismo doctor Abraham Rodríguez definió su sentimiento elemental frente a la realidad nacional- les está restando capacidad analítica. La angustia frente al mal gobierno de la derecha no debería llevarnos a buscar una cura que termine hundiendo el país. La angustia siempre es mal consejero.

Estoy con toda la disposición de continuar trabajando junto con todos ustedes y todos los demás que estén interesados en un análisis crítico de la realidad del país y en construir un fuerte movimiento ciudadano realmente independiente que haga contrapeso y tenga capacidad de presión sobre los dos partidos grandes. Pero no los puedo acompañar en este paso erróneo de querer salvar al país ayudando a llevar al gobierno al FMLN. Temo que esta medicina es peor que la enfermedad.

Con mucho respeto para todos ustedes y su trayectoria democrática y crítica,

Paolo Lüers, San Salvador, 10 de octubre 2006

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Un año después, ante el hecho previsible de que tres partidos de izquierda acepten el llamado del mismo movimiento a suscribir un Pacto de Nación, no tengo nada que agregar, ni de quitar.