"Las madres buscadoras son incómodas, no sólo para las autoridades, también para nosotros, porque no nos permiten olvidarnos de los desaparecidos del pasado y del presente. Les debemos respeto, apoyo y amor."
En la voz del autor: Buscadoras.mp3
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De ahí han pasado siete largos meses y de los nueve cuerpos de San Bartolo las autoridades sólo han identificado a uno. Esto significa que docenas de madres buscadoras, que han peregrinado al sitio de la fosa y a la morgue de Medicina Legal no han tenido respuesta.
Nos hemos acostumbrados que en el país existen fosas clandestinas y madres buscadoras, como si fuera normal. Pero no es normal. En otros países no se entiende a qué nos referimos cuando hablamos de madres buscadoras que buscan fosas clandestinas. Ni sabría cómo traducir estas expresiones al inglés o Alemán. Alguien entendería qué son searching mothers? Estas frases son normales sólo en sociedades enfermas. Por ejemplo, en México, donde hay miles de madres bien organizadas para buscar a su hijos, reclamando apoyo a las autoridades. Normalmente, sin éxito. También en El Salvador todo el mundo entiende -y mira al otro lado- cuando se habla de fosas clandestinas y madres buscadoras.
El fenómeno de las desapariciones es una enfermedad de nuestros países. En la historia han cambiado los actores responsables del desaparecimiento de las personas. Bajo los regímenes militares del pasado, eran las fuerzas de seguridad y sus gemelos civiles llamados escuadrones de la muerte que desaparecieron a estudiantes, campesinos, sindicalistas y disidentes. Luego entraron en acción las pandillas matando y desapareciendo a pandilleros rivales y a quienes se oponían a su control sobre las comunidades. Hoy nuevamente son los cuerpos de seguridad, los fiscales y los jueces, que hacen desaparecer a miles de jóvenes de los barrios pobres en las cárceles del país, provocando un nuevo contingente de madres buscadoras, que uno encuentra todos los días enfrente a las bartolinas policiales y las prisiones.
En estos días hemos visto madres, que de Venezuela han viajado para El Salvador, asediando las oficinas de la Procuraduría de Derechos Humanos para exigir información sobre sus hijos que están recluidos en el CECOT, no por la decisión de algún juez, sino por decisión de los presidentes Trump y Bukele. Decisiones ilegales. Piden ver a sus hijos y nadie les hace caso en ninguna dependencia del Estado salvadoreño.
Todas estas madres, sea cual sea el origen y el responsable del desaparecimiento de sus hijos, sienten el mismo dolor – ya la misma determinación de no descansar hasta que los encuentren, vivos o muertos. Las madres buscadoras son incómodas, no sólo para las autoridades, también para nosotros, porque no nos permiten olvidarnos de los desaparecidos del pasado y del presente. Les debemos respeto, apoyo y amor.
