"Durante mucho tiempo, te dejaron hablar, protestar y denunciar, porque estaban seguros que la mayoría de los salvadoreños no te escucharon, que iban a continuar confiando en el bachiller Bukele. Pero estos tiempos han terminado. La gente ha comenzado a despertarse de la hipnosis en que la incesante propaganda populista los tenía."
En la voz del autor: Ruth.mp3
La semana pasada escribí en mi carta del sábado: “Los hechos represivos de los últimos días no pueden sorprender a nadie”, refiriéndome a la muerte de Roberto Jaco, el empresario de transporte en custodia del Estado, al operativo de la Policía Militar contra un grupo de cooperativistas – y por otra parte al hecho que la aprobación popular de Nayib Bukele está comenzando a hacer agua.
Parece que el régimen me quiere dar la razón, diciendo “por supuesto vamos a reprimir a quienes nos hacen estorbo...”Así entiendo la captura tuya. Agarran a una de las abogadas más prominentes del país, una defensora de derechos humanos de reconocimiento internacional, para decir: “Miren, esto puede pasar a cualquiera que se oponga a nuestras políticas. Puedes estar en la lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo de la BBC; puedes tener el apoyo de premios nobel, congresistas y organizaciones internacionales, pero aquí, en El Salvador, nadie te salva, porque aquí mandamos nosotros.”
Lo que a vos te hace tan especial -y un blanco de la represión- es que nunca te dejaste callar. Hablaste de los derechos pisados de los detenidos bajo el régimen de excepción. Hablaste, en voz alta, de la corrupción sistémica del gobierno y del clan Bukele. Hablaste de los derechos de pobres y ofendidos. Durante mucho tiempo, te lo dejaron pasar. Te dejaron hablar, protestar y denunciar, porque estaban seguros que la mayoría de los salvadoreños no te escucharon, que iban a continuar confiando en el bachiller Bukele.
Pero estos tiempos han terminado. La gente ha comenzado a despertarse de la hipnosis en que la incesante propaganda populista los tenía. De repente, la voz de los defensores de la Constitución y de los críticos del autoritarismo bukeliano comenzaba a ser escuchada. Esto es peligroso. Había que sentar un ejemplo. Había que callar a estas voces, que ya no son predicadores en el desierto sino son escuchados en los barrios, en las universidades, en las iglesias, incluso entre los empresarios. Mala suerte tuya, Ruth, que fuiste la candidata idónea para sentar el ejemplo que necesitaban para asustar a todos.
Pero por otra parte, esto también explica porque estás gozando de tanta solidaridad. La gente sabe que hablas la verdad. Muchos toman el ataque a vos como un ataque a ellos, a todos. Lo toman como señal para despertar y hacer algo – por vos, por ellos mismos, por el país.
Así que no pienso que esta decisión de ir contra vos les rendirá la ganancia que esperan. Bien puede resultar ser un tiro por la culata.
Mientras tanto, te toca aguantar. Estoy seguro que tenés la fuerza para resistir. Te mando un fraternal abrazo. Saludos,