miércoles, 18 de septiembre de 2019

Carta a los que van a habitar el nuevo Parque Cuscatlán: Es suyo. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 19 septiembre 2019


Está bien que el presidente de la República y el alcalde de San Salvador hayan inaugurado el nuevo Parque Cuscatlán. El gobierno central y el capitalino van a tener que trabajar juntos para darle seguridad y mantenimiento. 

Pero es importante resaltar que el concepto de este parque y la iniciativa de diseñarlo, financiarlo y construirlo no nacieron en ninguna oficina, ni de la alcaldía ni del gobierno central. Nacieron de los sueños de un grupo de ciudadanos visionarios y de sus ganas de mostrar que se pueden hacer realidad trabajando juntos ciudadanos, empresarios, alcaldía, gobierno, comunidades y comunidad internacional.

En el camino hubo un nuevo alcalde y un nuevo presidente, pero el proyecto no se cayó, porque tenía una sólida base en la ciudadanía, la comunidad empresarial y los vecinos de la zona. El Parque Cuscatlán demuestra que cuando la ciudadanía toma el liderazgo y la iniciativa en sus manos, la política se adapta, aun en tiempos electorales y de cambios de gobierno. 

Cada vez que vayan al Cuscatlán a pasear para poner a sus hijos a jugar, a leer o a participar en algún evento cultural, tengan claro que este parque maravilloso no es un regalo de un presidente o un alcalde, sino que es fruto de la iniciativa de ciudadanos activos. El grupo de ciudadanos que concibió el concepto para el parque lo hizo tan bien, de manera tan visionaria, tan profesional, tan creativa, tan entusiasta y tan participativa que a la alcaldía y al gobierno no le quedaba otra que subirse al tren y apoyarlos. Los activistas de Glasswing, con su plan ambicioso, también contagiaron a empresarios, en El Salvador y en Estados Unidos, los enamoraron de la locura de construir, en medio de una ciudad en crisis de violencia, en desorden, en suciedad y caos vehicular, un parque precioso de calidad del primer mundo. La iniciativa ciudadana tuvo la fuerza suficiente para convencer incluso la embajada norteamericana y la AID que el nuevo parque con su impacto sobre todo el contorno urbano y social podría ser el primer paso determinante para revertir el deterioro de la ciudad capital.

Sin la capacidad de los ciudadanos organizados en Glasswing y otras organizaciones cívicas de soñar el futuro y entusiasmar a los incrédulos, este proyecto del parque nunca se hubiera realizado. Lograron encajar su propuesta con la necesidad de la alcaldía (en aquel entonces del FMLN, presidida por Nayib Bukele) de poner en práctica su discurso sobre la necesidad de reconstruir el tejido social; con la necesidad de la embajada de Estados Unidos de mostrar que no sólo querían apoyar la represión del delito sino también la prevención; con la necesidad de la empresa privada que estaba buscando modelos novedosos de gestión basados en concertación pública-privada; y con la necesidad de las comunidades vecinas de contar con un parque seguro, limpio y atractivo. 

En este sentido, cuando disfruten de este hermoso parque, sepan que sus promotores construyeren al mismo tiempo un modelo novedoso, más democrático y más eficiente de gestión pública. 

Debemos cuidar el parque, porque es nuestro, pero al mismo tiempo cuidar este modelo de iniciativa privada-pública que ha funcionado a pesar de los enfrentamientos y terremotos políticos que pasaron durante el largo tiempo de convertir en realidad el sueño del Parque Cuscatlán. Ambos, el parque y el modelo, son preciosos y necesitan que los asumamos como nuestros. Solo así van a sobrevivir y convertirse en modelos para realizar otros sueños.

Saludos,