Estimado Nayib Bukele:
Faltan 15 días para que usted asuma la presidencia de la
República. No existe proceso de traspaso. No existe gabinete. Y ya no
hay tiempo. De todas las decisiones importantes que a usted como
presidente electo le toca tomar, ha tomado una sola, creando el
Ministerio de Desarrollo Local y nombrando como su titular a María
Chichilco. Fue una decisión política.
Los otros tres nombramientos casi no cuentan como decisiones
políticas, ya que se trata mujeres de su círculo interno quienes a
fuerza tenían que entrar a su gabinete: Michelle Sol, Alexandra Hill y
Suecy Callejas.
Esto que no necesariamente significa que serán malas funcionarias,
solo lo serán si no desarrollan personalidad propia, superando sus
actitudes de sumisión un poco penosas.
Cuatro ministras no son un gabinete de gobierno. Faltan los
ministerios más importantes y complicados: Educación, Salud, Seguridad,
Hacienda, MOP/Tránsito y todas las autónomas y superintendencias. Falta
el director de la PNC. Falta el director de Centros Penales. Falta el
jefe de Inteligencia. Faltan quienes van a definir y poner en práctica
la política energética del país. O la política del agua…
Todos estos son cargos que hay que asumir con preparación, no con
improvisación, en instituciones que necesitan un traspaso ordenado,
transparente y eficiente. Es para esto que nuestra Constitución provee
un período tan largo de transición entre las elecciones presidenciales y
el cambio de gobierno: entre tres y cuatro meses.
Usted ha decidido no aprovechar estos cuatro meses. No hay proceso de
traspaso ni siquiera en los cuatro ministerios donde ya están nombradas
las ministras. La nueva canciller no se ha acercado a cancillería, no
ha hablado con los titulares salientes. Tampoco las nuevas ministras de
Cultura, Vivienda y Desarrollo.
Detrás de esta irresponsable pérdida de tiempo está la falta de un
proceso ordenado de selección de ministros y otros funcionarios de
importancia estratégica. Todo el proceso está centrado en usted.
“Presidente escoja; presidente nombre; presidente ordene”. Si hay un
proceso de consulta, es informal y encerrado dentro del círculo íntimo,
casi en familia. Todos los demás están reducidos a comité de aplausos.
Esto desde ya marca el estilo de su gobierno.
Además hay un cálculo detrás de todo esto: Usted no quiere un
traspaso de poder ordenado y transparente, porque quiere seguir
denunciando que recibió el gobierno hecho desastre. Con esto piensa
justificar el accidentado viaje que va a comenzar el 1 de junio, con
decisiones improvisadas, con planes no aterrizados, con nula cooperación
entre titulares salientes y entrantes; con ministros que sólo tendrán
días u horas para prepararse, en vez de tener los meses que nuestro
orden constitucional otorga.
Usted usó los meses de transición para reunirse con embajadores y
organismos internacionales, para dos viajes de peregrinaje a Washington,
para negociar con los funcionarios del gobierno de Trump. Está bien,
perfecto. Pero el gobierno y la gobernabilidad se construyen aquí y para
que el resultado sea bueno, se construye con transparencia, de manera
ordenada, reuniéndose con gremios, con los demás partidos, con la
sociedad. Usted no. Usted es Nuevas Ideas, usted hace las cosas como los
mismos de siempre. Que lástima que confunde la renovación con la
improvisación, el capricho y los personalismos…
Pero bueno, presidente electo, hay que desearle suerte. No
para que pueda cumplir sus promesas, porque no estoy seguro que esto
sería bueno para el país. No, suerte para que al toparse con la realidad
pueda volverse más humilde y realista.
Entonces, suerte le desea
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)