miércoles, 1 de agosto de 2018

El nuevo mapa electoral

El tablero está colocado, el juego puede comenzar. Será un juego entre cuatro: ARENA, FMLN, GANA y VAMOS.

Tres partidos establecidos y un outsider. Este último, VAMOS, de repente se vuelve más atractivo, luego de que el otro outsider -Bukele con Nuevas Ideas- terminó de candidato de GANA. El que durante meses pareció mejor posicionado para atraer a los votos de los amplios sectores que no creen en los partidos establecidos, terminó siendo el candidato del partido más desprestigiado de todos.

Nacido como el partido de Tony Saca, cuando este fue expulsado de ARENA luego de pactar con Funes y el Frente, GANA se convirtió en el partido de Funes y sirvió durante 9 años de muleta del FMLN – para terminar convirtiéndose en el instrumento de Bukele.

Tony Saca, Funes, FMLN, Bukele: Se cerró el ciclo de GANA. Muchos de los operadores políticos y propagandísticos de Saca ya estaban con Bukele desde sus inicios: Peter Dumas, Ernesto Sanabria, Geovanni Galeas, Porfirio Chicas… Otros hombres del “sistema Saca” se unieron cuando Bukele lanzó Nuevas Ideas: Walter Araujo, Ricardo Cucalón, Feliz Ulloa. Y ahora, amarrada su alianza con GANA, Bukele hereda el resto de los personeros de Saca: Andrés Rovira, Herbert Saca, Nelson Guardado, Mario Tenorio, Merlin Barrera… Guillermo Gallegos todavía tiene que digerir el susto que con la llegada de Bukele se convierte en segundón, pero se adaptará al nuevo sistema: “el sistema Bukele”.

Programáticamente no cuadra mucho este matrimonio. Pero, ¿qué importa?, esto se arregla. GANA, y en particular Gallegos, apoya la reelección del fiscal general Douglas Meléndez, Bukele lo detesta y ataca. GANA, y en especial Gallegos, apoya una política de exterminio de pandilleros, Bukele los quiere tener de aliados y los promete diálogo e inserción.

El regreso de Bukele al ruedo tradicional partidario abre espacio a Josué Alvarado, el emigrante convertido en empresario exitoso, y su partido VAMOS. Lo suyo es un populismo sin demagogia, sin polarización, sin tendencia antipolítica – y sin mesianismo: un populismo sin intenciones de atentar contra el sistema republicano, sino con el propósito de dignificar la política. A su formula se unió con Roberto Rivera Ocampo un activista de iniciativas ciudadanas y excandidato a diputado no partidario. Si VAMOS sabe aprovechar el giro de 180 grados de Bukele, puede convertirse en la sorpresa del 2019 – no para ganar, pero sí para posicionarse como partido de los independientes para las elecciones legislativas y comunales del 2021.

Habría que ver cómo reaccionan ARENA y FMLN a esta nueva configuración del mapa político-electoral. Ambos salieron de sus procesos internos con problemas de unidad, pero tratando de resolverlos con la promesa de renovación. En comparación con el proceso interno de GANA, que se resolvió casi en forma de golpe de mano, ARENA y FMLN se arriesgaron a celebrar primarias de verdad, con competidores fuertes, con debates internos que antes nunca permitieron. Sus candidatos, tanto Hugo Martínez y Carlos Calleja, han adoptado discursos de apertura y renovación, a pesar de fuertes resistencias en sus partidos. Falta ver hasta dónde están dispuestos a llegar.

En la medida que logren consolidar y concretizar sus propuestas (renovación; lucha contra la corrupción; inclusión social; gobierno no partidario, sino enfocado en una administración pública eficiente y responsable), el espacio para GANA y Bukele comenzará a estrecharse. Si ARENA y FMLN logran ponerse de acuerdo sobre una Sala de lo Constitucional sin amarres partidarios, compuesta por profesionales idóneos, así como sobre un presupuesto con equilibrio fiscal para el año 2019, se disminuye el riesgo que el descontento con la política tradicional desemboque en una aventura populista. Aun más si ARENA y el Frente logren crear confianza en una alternancia del poder ordenada.

Todo depende de la capacidad de los candidatos Hugo Martínez y Carlos Calleja a tomar un liderazgo que rompa los nudos ideológicos y de intereses en sus respectivos partidos. Con la forma en que ha construido su coalición, usando la figura de la candidata a la vicepresidencia como garantía que esta alianza será más que la suma de 4 partidos, Carlos Calleja parece estar claro que tiene que construir una nueva mayoría incluyendo sectores de la sociedad civil tradicionalmente distanciados de los partidos.

Si Hugo Martínez logra algo parecido, puede parar la hemorragia de la izquierda, que hizo al Frente perder votos y hasta militantes a Nuevas Ideas. Esta tarea se vuelve más fácil, ahora que el populismo con discurso demagógico de izquierda radical de Nuevas Ideas ha optado por fusionarse con el populismo corrupto y mafioso de GANA.

Arrancando así el juego electoral del 2019, todo está abierto.