Comienzan a escucharse voces que proponen
mejor abortar la contienda por la candidatura presidencial de ARENA y
en vez de esto negociar una fórmula conjunta entre Carlos Calleja y
Javier Simán. Y esto, cuando estamos cerca del 5 de marzo (un día
después de las elecciones de diputados y alcaldes), cuando al fin puede
comenzar en serio esta contienda por el futuro de ARENA.
En política no hay que descartar nada. Posiblemente tenga sentido que al final los precandidatos se pongan de acuerdo y vayan juntos a la carrera por la presidencia. Pero no antes de medirse en unas primarias. El pacto no puede sustituir la elección libre de los militantes. Y sobre todo, ningún pacto debe abortar el debate interno, que al fin va a arrancar en marzo.
Los que plantean que Calleja y Simán, en vez de medirse en primarias, deberían negociar un pacto, obviamente se asustan de la idea de que habrá un debate serio y abierto sobre la manera en que ARENA tiene que hacer política para recuperar la confianza de una mayoría de salvadoreños. Porque este debate, que ya se vislumbra, necesariamente será crítico y autocrítico, y por tanto incómodo para los que no quieren que este partido cambie y se renueve.
Hay quienes piensan que el debate hace daño al partido, que lo divide y debilita. Y hay otros que insisten que este debate, múltiples veces postergado, es la condición para que ARENA pueda construir una nueva mayoría, más allá de sus nichos conservadores.
Estas dos visiones están en juego en esta contienda, no simplemente dos personas que quieren optar por la presidencia. Y es importante que se den el debate y la libre contienda para que las bases del partido tengan capacidad y criterios de decidir, no solo por uno de los precandidatos, sino por un proyecto político; no solo para ganar elecciones, sino para instalar un gobierno capaz de sacar al país adelante. Una vez que esto se haya decidido, en unas primarias democráticas y luego de un debate de altura, habrá tiempo para pactos, alianzas y acuerdos para unificar al partido alrededor del candidato y del concepto que ganaron el apoyo mayoritario.
En estos asuntos no solo es importante el resultado, sino igualmente cómo se llegó al resultado. Este proceso, bien hecho, hace crecer un partido. Mal hecho, lo corrompe.
Los únicos que pueden tener miedo a una contienda y un debate abierto son quienes tienen algo que perder. O sea, quienes están acostumbrados a ejercer poder, influencia y control que no provienen de procesos democráticos, sino de pactos tradicionales, jerarquías fácticas y relaciones poco transparentes.
Todos los demás (militantes, activistas, dirigentes locales, alcaldes, diputados), que no sean parte de estas estructuras fácticas del poder, no tienen nada que perder – pero mucho que ganar, porque en este proceso se construyen credibilidad, legitimidad, claridad de propósitos…
Además tomen en cuenta: La contienda interna en ARENA, si es abierta y de sustancia, pone a ustedes en un terreno, donde sus adversarios no pueden competir. El FMLN ya decidió que sus primarias serán nada más la ratificación de la decisión de la cúpula, que ya escogió a su candidato Gerson Martínez. Y Nayib Bukele, el otro que va a disputar la presidencia, simplemente está construyendo un partido alrededor de su persona y sus ambiciones personales.
Así que, ustedes van bien, no hagan caso a los que quieren abortar este proceso. Saludos,
(MAS! / El Diario de Hoy)