Estimada candidata a diputada:
Esta carta, dirigida a vos, va a todos los candidatos que piensan que
para ganar simpatía y votos hay que regalar cosas a los pobres. Incluso
es un poco injusto que a vos te estén haciendo leña en las redes
sociales por los lentes que estabas repartiendo. Es injusto, porque casi
todos los candidatos, de todos los colores, siguen esta mala tradición
electorera. Unos regalan escobas, otros dulces, láminas, juguetes,
consultas médicas…
Y vos regalás lentes, lo que es peor, ya que las láminas y los juguetes por lo menos no hacen daño a nadie, pero lentes no idóneos sí.
Tampoco sos la primera (ni la última) candidata que usa a los niños para llegar a los padres que sí votan. Claro, a los bichos es más fácil ganárselos con cualquier cosita – y tienen la gran ventaja que no hacen preguntas a los candidatos, no esperan propuestas políticas.
Pero los adultos sí esperan que quienes les pidan el voto les expliquen cómo piensan actuar diferente a los actuales diputados que, según todas las encuestas, tienen tan poca credibilidad.
Los partidos lanzan todas estas “caras nuevas” al juego electoral para convencernos que hay renovación, que hay apertura, que esta vez será diferente. Entonces, ¿qué sentido tiene que estas “caras nuevas” se comporten igual que las generaciones de candidatos que han llegado a las comunidades con piñatas y con discursos vacíos, para luego sentarse en la Asamblea y olvidarse de las necesidades de la gente? Ninguno.
Incluso si sólo se tratara de conseguir votos, esta táctica ya no funciona. La gente no es tonta. Agarran los regalos, porque tienen necesidad; dicen gracias y hacen fila para ver qué traen los otros candidatos vestidos de otros colores. Y se olvidan de tu cara, de tu nombre y tu sonrisa. Pero tengo entendido que no sólo se trata de ganar votos, sino de renovar la política, así me dicen todos los candidatos nuevos, jóvenes, guapos y elocuentes. Y para esto, para renovar la política, para restablecer la confianza en la política y la credibilidad de los diputados, los lentes y juguetes que ustedes regalan a los pobres son tan inútiles como fueron los espejitos que los conquistadores regalaron a los indios; y como fueron los botes de leche en polvo que el ejército repartió a los sobrevivientes de bombardeos y masacres en la pasada guerra civil.
Así no se gana ni el corazón ni mucho menos la mente de la gente. Hay que hacer un poco más: primero, escucharlos, para entender su situación y sus necesidades; segundo: ofrecerles soluciones a los problemas de violencia, desempleo, marginación, abusos policiales. Te digo a vos y a todos los candidatos que hoy andan de barrio en barrio: Si no tienen ganas de aprender, y si no tienen propuestas concretas, mejor no vayan a las comunidades, porque así como lo hacen sólo abonan más a la decepción y la frustración de la gente.
En resumen: O entrás a la política para renovarla, o te exponés a la sospecha que sólo estás buscando los privilegios que reparten en la Asamblea. Y como te dije: Este mensaje va para todos los candidatos, de todos los colores, y por supuesto también a los que buscan la presidencia.
Sólo te digo lo que la gente en las comunidades sienten, pero lo que por cortesía –o por necesidad- no te dicen en la cara. Saludos,
(MAS! / EL DIARIO DE HOY)