Su silencio es ruidoso. Cada vez que le
pusieron un micrófono en frente, ha aprovechado a hablar de su caso
estrella: la tregua. Todavía la noche antes de la sentencia, usted
apareció en televisión exhortando al juez a “sentenciar según las
pruebas presentadas” y no dejarse presionar por nadie. Irónicamente,
usted fue el único que se atrevió a presionar al juez. Y luego de la
lección que recibió la Fiscalía en la sentencia del “caso tregua”,
silencio…
El juez desechó una tras otra todas las pruebas y tesis de sus fiscales –hasta que no quedó viva ni una sola. Lógica conclusión: absolución de todos los 18 acusados por todos los delitos imputados por la Fiscalía con tanta pompa: en la vista pública, en los medios que ustedes abastecieron sistemáticamente con sus acusaciones y teorías de conspiración, en sus propias declaraciones y entrevistas.
Pasó cabal lo que yo le advertí: al toparse con un juez honesto, independiente y docto, la Fiscalía iba a sufrir un descalabro con su caso estrella. Bueno, se toparon con un juez que no se deja intimidar por nadie, tampoco por el poder que usted como Fiscal General reviste. Se toparon con un juez que no se deja impresionar por las estrategias mediáticas que la Fiscalía parece favorecer encima de una investigación sólida.
Usted tal vez todavía no ha captado bien la lección que el juez dio a la fiscalía. Dudo que sus fiscales tuvieron el valor de transmitirle las duras observaciones y regañadas que le mandó el juez:
- Afirmó tajantemente que no existió ninguna asociación ilícita entre los imputados, sino que todos ellos actuaron dentro de la estructura y jerarquía del Estado, supeditados a las políticas públicas y los lineamientos emanados por el Ministerio de Justicia.
- Señaló a la Fiscalía investigaciones y documentaciones inconclusas e incongruentes, sea por incapacidad, por negligencia o por mala fe.
- Denunció con visible indignación una “gran injusticia” cometida por la Fiscalía al haber incluido en su acusación a los miembros del Consejo Criminológico y del Equipo Técnico, a quienes ustedes acusaron de falsedad ideológica no existente.
- Concluyó que no existían actos arbitrarios, ni incumplimiento de deberes por parte de ninguno de los servidores públicos imputados: ni del director general de Centros Penales Nelson Rauda, ni del inspector general Anilber Rodríguez, ni de los directores de los penales de Izalco, Ciudad Barrios y Cojutepeque. La base de esta conclusión del juez: fue el ministro de Justicia y Seguridad que, en responsabilidad solidaria con el Presidente de la República, ordenó modificar y flexibilizar los procedimientos dentro del sistema penitenciario (y también de la PNC) para facilitar la labor de los mediadores.
- Desechó la acusación central de la Fiscalía: la introducción de objetos ilícitos en los penales, basada únicamente en el testimonio de un exjefe pandillero transformado en testigo de la fiscalía. No le dio ninguna credibilidad, porque sus acusaciones no estaban comprobadas por ningún otro testigo o testimonio ofrecido por la Fiscalía. Por tanto, la Fiscalía se quedó sin caso.
¿Usted tiene conciencia de la gravedad de
los señalamientos del juez? Deberían llevarlo a reflexionar sobre el
(ab)uso que está haciendo de criminales a quienes ofrece inmunidad.
Deberían llevarlo a reflexionar sobre la urgencia de superar las deficiencias de las pruebas, en vez de intentar de compensarlas con relatos dudosos de testigos criteriados.
Deberían llevarlo a reflexionar sobre las fronteras entre cuestionar políticas públicas e intentar de penalizarlas, porque esto desnaturaliza la misión constitucional de la fiscalía y la lleva a promover juicios políticos.
Muchos entendieron mal el mensaje del juez y ahora piden un juicio contra el ministro Munguía Payés. Pero lo que el juez hizo es remitir el “caso tregua” al ámbito donde pertenece: el análisis político de las estrategias de seguridad pública, no el ámbito penal.
Este análisis nunca se hizo en nuestra país: ni de la mano dura, ni de la tregua, ni de la actual política de militarización de la lucha del Estado contra la delincuencia y violencia.
Usted llamó la tregua una “cochinada”, pero esto no es una categoría de análisis digna de un Fiscal General. Un fiscal general que entiende que su misión no es solamente acusar y conseguir condenas, sino garantizar el Estado de Derecho, podría aportar mucho a este análisis. En vez de esto, usted aportó una farsa.
Reflexione, señor fiscal. Saludos,
Lea también las cartas sobre la vista pública del caso:
Carta sobre el primer día de la vista pública del “caso tregua”: FGR 0-2 Defensa.
Carta sobre el último día del juicio en el “caso tregua”: La Fiscalía es una desgracia. De Paolo Luers
(MAS! / EL DIARIO DE HOY)