La cuenta de redes sociales “sociedad civil’, uno de los instrumentos cercanos al FMLN y al alcalde Bukele, tiene por misión reproducir cualquier mensaje oficialista, atacar a cualquiera que critique a Bukele, y coordinar la agitación propagandística y la guerra sicológica. El pasado lunes, “sociedad civil” colocó un mensaje en twitter y facebook – y el “shitstorm” comenzó: Docenas de militantes y cientos de trolls con cuentas falsas entraron en acción. El mensaje original todavía no era tan agresivo, fue solamente la señal para desencadenar las amenazas. Decía: “El ‘periodista’ @Cmelendez12 es el encargado por Dutriz para hacer las notas contra @nayibbukele. Basta ver tuits para ver clase de persona.”
La respuesta de la red de “sociedad civil” fue inmediata y brutal: una serie de amenzas abiertas, hasta de muerte, y los más viles insultos a La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, la familia Dutriz… pero sobre todo y de manera muy personal a nuestro colega Cristian Meléndez.
Esto no es nada nuevo. A mi me ha pasado incontables veces. Y ya todos conocemos la campaña que Bukele ha desatado contra los periódicos que se atreven a criticarlo. Primero ordenó, como la fiscalía logró comprobar con ayuda del FBI, a la agencia digital que trabaja para la alcaldía a producir y publicar versiones falsificadas de los sitios web de LPG y EDH. Y cuando primero La Prensa Gráfica y luego la fiscalía investigaron estos ataques, y siempre las prubeas señalaron hacía el alcalde y su staff, comenzó una campaña permanente contra los periódicos, obviamente orquestada desde la alcaldía de San Salvador, y con “sociedad civil” como uno de sus parlantes. Hasta trataron de provocar un boicot de lectores a los periódicos, que a los días tuvieron que abandonar porque nadie les hacía caso.
Todo esto se puede, si no tolerar, aguantar. Así es el clima político en nuestro país, lamentablemente. Yo ni siquiera hubiera llevado estos casos a la fiscalía o las cortes. De hecho, no fui a demandar a nadie, cuando me di cuenta que habían usado mi nombre para inscribir los dominios de web que necesitaban para difundir las falsificaciones de La Prensa Gráfica. Como fueron suficiente estúpidos para pagar los dominios con sus propias tarjetas de crédito, esta trampa no me afectó. ¿Y para qué denunciarlo?
Pero amenazas de muerte contra un colega periodista es otro caso. Ahí pasaron una raya que no hay que permitir que nadie se la pase.
Tenemos cualquier tipo de violencia, y de sobra, pero no tenemos violencia política ni contra periodistas. Nuestra sociedad creó un consenso muy sólido de toda la sociedad, cuando se trataba de terminar la guerra y la dictadura y alcanzar la paz y la democracia, que sigue vigente. Cuando Mario Belloso decidió, en medio de una manifestación de estudiantes, sacar un M16, parapetarse cuidadosamente y matar a sangre fría a dos policías, la sociedad entera levantó su voz y obligó al FMLN de desligarse de la violencia política y este tipo de grupos. Y de hecho, el FMLN los desarticuló.
Hoy a los periodistas y la opinión pública nos toca nuevamente exigir que nadie se pase de la raya que nos separa de la violencia política y contra la libertad de expresión. Así como el FMLN en el 2006 desarticuló la Brigada Limón y otros grupos de choque, ahora hay que exigirle que desarme estructuras que provocan violencia desde las redes sociales. Incluso por su propio interés. Si el entonces alcalde de Mejicanos no hubiera desarmado el monstruo que él ayudó a armar, la Brigada Limón, hoy no sería diputado. Piénselo, alcalde Bukele…
Simplemente solidarizarse con el colega que ahora está el ojo del “shitstorm” no es suficiente. Saludos,
(MAS! / El Diario de Hoy)