Usted obviamente está mal asesorado.
Pelearse con el fiscal general, cuando este todavía es como una página blanca,
un hombre que aun no ha escogido sus batallas, sus amigos y sus enemigos, es un
error de principiante.
También está mal acompañado. A personeros
como Alejandro Muyshondt, Marcos Rodríguez y Walter Araujo, mejor hubieras
dicho: No me defienda, compadre. Hoy queda usted, en el imaginario de la gente,
rodeado por ellos, juntos a Neto Sanabria y Peter Dumas.
Seguramente piensa que fue un gran logro
que el FMLN hizo suya la convocatoria para la marcha contra la fiscalía – y que
el mero Medardo González te haya acompañado. Otro error. Si ya es grave cuando
una persona investigada trata de intimidar al fiscal general echándole encima
una manifestación – el hecho que sea un partido (¡el partido gobernante!) que
organiza y encabeza esta coerción es doblemente grave, es un atentado a la institucionalidad.
Nada de esto le va a ayudar a usted.
Mucho menos su declaración desafiante, nada menos en frente de la sede del
fiscal general: “Si
usted, señor fiscal, va a trabajar por este pueblo, este pueblo va a estar con
usted. Si usted, señor fiscal, va a trabajar para La Prensa Gráfica, este
pueblo lo va a ir a sacar de la oficina”. Esto se
llama coerción. Y acto seguido: “¿Si fui yo, aunque no lo he hecho, a quién le
importa?” Esto se llama apología del delito. Ambas cosas son inaceptables en un
funcionario público.
Todo parece que la fiscalía tiene bien
documentada y comprobada su participación (personal y como funcionario) en la
planificación y financiación de los hechos delictivos conocidos como la
“clonación” de los periódicos El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica. Si para
usted no es delito grave, es cosa suya y demuestra que clase de funcionario es
usted. Para los que hacemos nuestra vida ejerciendo el periodismo y defendiendo
la libertad de expresión, sí es grave que desde el poder del estado se atente
contra los medios de comunicación.
Si estas clonaciones de los periódicos
hubieran sido iniciativas de unos ciudadanos que de esta manera querían
manifestarse políticamente, yo mismo hubiera recomendado a los dueños de los
medios afectados no tomar acción legal. Pero desde el principio tuvimos
elementos que nos hicieron pensar que este ataque (y múltiples otros contra
medios, columnistas, analistas…) no provenían de unos ciudadanos sino de
esferas del poder estatal. A estructuras y funcionarios del Estado, llámense
gobierno central o gobierno de San Salvador, no se puede dejar pasar este tipo
de transgresiones – y una vez que el poder estatal está involucrado, ya no es
“delito lleve”, es grave por definición.
Entonces, sí importa, señor alcalde.
Usted tuvo suerte que Fabio Castillo le acompañó
en esta locura frente a la fiscalía. Es extraño, luego de toda la frustración
que tuvo que vivir con Mauricio Funes, a quien también defendió al principio.
Fabio es tan honesto que en algún momento nos va a pedir disculpa por haber
defendido a usted. Más vale que escuche a Fabio, que es el único asesor honesto
que tiene. Ya dijo Fabio: Esta acción de clonar los periódicos fue mala, si me
hubieron preguntado, les hubiera dicho que no lo hagan. Escúchele, alcalde.
Fue un error también de Fabio de participar
en este desafío a la independencia del fiscal general. Repito: Si el partido
oficial, con su secretario general a la cabeza, marcha sobre la fiscalía
general, está en peligro la independencia de la institución. A Fabio le indujo
a cometer ese error su amor al “partido de los muchachos”. A Medardo un mal
cálculo estratégico. Pero a usted el amor a si mismo. Esta es la diferencia.
Lo mejor que puede hacer, para la ciudad
y para usted mismo, es apartarse de su cargo mientras siga la investigación. Si
lo depone en alguien tan honesto como Fabio Castillo, todos ganaremos, hasta
usted.
Saludos, Paolo Luers