Estimado Marcos Rodríguez:
Nuestro amigo común de aquellos
tiempos (mucho antes que te metiste en el gobierno), Roberto Rubio, a
quien vos retiraste la amistad cuando comenzó a criticar tu papel en
Casa Presidencial, en su última columna llamó a tu institución
“Secretaría de las Apariencias”. Me parece genial, casi tan bueno como
la “Secretaría de Intrusión Social” que yo me inventé cuando Vanda
Pignato quería prohibir las cachiporristas. Ni modo, te va a quedar el
apodo…
Te diste cuenta que yo salí a la defensa, cuando de repente
te estaban acusando de nepotismo, por el hecho que tu esposa y tu hija
trabajan en asuntos del Ministerio de Salud. No en defensa tuya, sino en
defensa de un principio: No se vale condenar a nadie, mientras no esté
comprobado su pecado. En este caso: Si tu hija y tu esposa tienen los
credenciales profesionales para los cargos que desempeñan, y si están en
áreas del gobierno donde vos no tenés capacidad de decisión, no veo
ningún problema de nepotismo… Además sostengo: Hay tanta cosa que
criticar a Marcos que no veo ningún sentido inventar pecados y además
meter a su familia…
Hubiera querido que vos, como titular de una
institución que lleva en su membrete la palabra “transparencia”,
hubieras actuado de esta forma cuando tu jefe de entonces (Mauricio
Funes, quien te llevó a CAPRES) y otros funcionarios como Irving Tochez,
entonces presidente de la CEL, hablaron de nepotismo para descalificar a
José Antonio Rodríguez Rivas. Toño fue presidente de LaGeo cuando se
originó la sociedad con ENEL, la que luego llevó a los gobiernos de
Saca, Funes y Sánchez Cerén a hacer demandas grotescas contra los
italianos de ENEL y contra un grupo de funcionarios que en este tiempo
dirigieron la CEL y LaGeo. De paso sea dicho que perdieron en todos los
tribunales internaciones y nacionales. Toño fue uno de los acusados,
contra los cuales el presidente Funes arremetía semanalmente en su
programa radial. Una de las acusaciones mediáticas fue que el hecho que
era sobrino de la esposa de Paco Flores. ¡Nepotismo! Fue el grito de
batalla de todos los allegados a Funes, y nadie, ni el Secretario de
Transparencia, se tomó la molesta de aclarar que el ingeniero José
Antonio Rodríguez fue nombrado director de LaGeo en 1995, 4 años antes
que Francisco Flores, llegara a la Presidencia.
Con la misma
falacia que ahora te acusan a vos, se podía decir: Pero en 1995, cuando
Rodríguez Rivas fue nombrado en LaGeo, Flores ya era diputado y tenía
influencias… Lo absurdo es que en todo este pleito pasó totalmente
desapercibido que José Antonio Rodríguez es tal vez el experto más
destacado de El Salvador en materia de políticas energéticas. También en
el caso actual, es un insulto a tu esposa y tu hija, no a vos.
¿Por
qué te callaste cuando desde el interior de tu partido y gobierno
estaban hablando de nepotismo cuando tan obviamente no tenía caso? Y ahí
ya tenemos el dedo sobre tu verdadero pecado: Vos convertiste el
servicio público en escenario de batalla partidaria. Todo lo que vos
tocás se convierte en parte de una incesante lucha ideológica y
partidaria. Y la institución que te encargaron construir y dirigir, es
espejo de esto. Esto no es justo con asuntos tan importantes para la
democracia como la transparencia y la participación ciudadana, que son
las dos áreas de acción de tu secretaría.
Expresión más fiel de tu
función como Secretario de Transparencia es la publicación
“Transparencia Activa”, y es un medio de combate partidario y de
propaganda.
Expresión más fiel de tu función como Secretario de
Participación son los eventos “Gobernando con la Gente”, “Feria del Buen
Vivir” y “Casa Abierta” en la residencia presidencial, y todos son
instrumentos de propaganda partidaria, sábado a sábado…
Y ahora la
guerra sin cuartel que declaraste a Ana Vilma de Escobar, la que le
llevó a cometer el error de demandarte por calumnia. Yo no creo en este
tipo de demandas, pero entiendo que algo tuvo que hacer ante tanto acoso
por parte tuya.
No soy el primero que te pide la renuncia,
Marcos, y no seré el último. Podrás seguir haciendo lo mismo que tanto
te gusta hacer: propaganda, desinformación, guerra sicológica… pero
hazlo desde la trinchera del partido, no del Estado.
Saludos,