miércoles, 30 de septiembre de 2015

Carta a los diputados: ¿Gastar como siempre y luego cobrar?

Diputados: Ya tienen en sus manos el presupuesto para el 2016. Propaganda aparte, el presupuesto es el verdadero programa de trabajo del gobierno. Se va a hacer solamente lo que tiene pisto asignado. El resto es paja: Lo que no tiene prioridad en el presupuesto, tampoco lo tendrá en la política.
Entonces, viendo el presupuesto que les presentó el ministro de Hacienda, es mentira todo lo que tienen meses de estar diciendo: que ahora sí vamos a resolver el problema de seguridad; que ahora sí este segundo gobierno del FMLN va a hacer las inversiones sociales necesarias para atacar el problema desde las raíces.

Para hacer esto (sea de la manera como lo plantea el “Plan El Salvador Seguro” del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, o sea de otra forma), el primer requisito sería radicalmente redefinir las prioridades del gasto público: focalizarlo en seguridad, prevención y en la transformación de los barrios. Y esta nueva definición de prioridades se tendría que expresar en el presupuesto de la nación, punto por punto en lo que vamos a invertir. En vez de distribuir el gasto social con el principio de la regadera (gastar un poquito en todo, para que todos los sectores se sientan atendidos), habría que hacer dos cosas: convertir el gasto social en inversión social; y focalizarlo radicalmente, según la prioridad nacional número uno: crear las condiciones para erradicar la violencia y combatir la delincuencia.

CQLKLWpUwAAuN3I.jpg_largeEsto no se refleja en el presupuesto presentado por el gobierno de Salvador Sánchez Cerén. Dar 19 millones más al Ministerio de Seguridad y otros 19 millones más a la Fiscalía, no es ni siquiera un cambio simbólico.

Cuando la voluntad de enfrentar el reto no está reflejado en el presupuesto, no hay plan, solo hay propaganda. Dirán que aumentan 34 millones para educación. Qué bueno. Pero lo que se necesita es duplicar (y si fuera necesario, triplicar) el gasto de educación en los 50 municipios con más incidencia delincuencial. Igual salud. Igual inversión en mejoramiento de barrios. Igual en creación de empleos.

¿Este tipo de focalización se refleja en el presupuesto? No. ¿Se refleja en el presupuesto la voluntad de reducir las subvenciones para enfocar el gasto social en donde más nos duele el zapato? No. ¿Se refleja en números la voluntad de recortar salarios, viajes, viáticos y prestaciones de funcionarios con salarios de más de $1,000 para contratar a más profesores, sicólogos, entrenadores, en Soyapango? No. Populismo es querer atender a todas las necesidades y demandas al mismo tiempo, para quedar bien con todos  aunque no se resuelva nada.

En Casa Presidencial van a decir: Todo esto va a ir reflejado en presupuestos especiales, una vez que tengamos los créditos de 900 millones y el impuesto especial de seguridad. Mentira. En presupuestos adicionales no se reflejan las prioridades de la nación, solo los gastos extras. Si las prioridades no se reflejan en el presupuesto ordinario, no existen. Ustedes, los diputados, no van a aprobar nuevos créditos e impuestos si el gobierno, en su presupuesto nacional, no define con claridad las prioridades  y si estas definiciones no se  reflejan en inversiones. ¿Y por qué no lo van a aprobar los diputados? Porque los ciudadanos no lo permitiremos.

Precisamente, la misma actitud la va a tomar la comunidad internacional: no van a poner pisto donde el gobierno salvadoreño no está dispuesto a focalizar el suyo. No way, José… van a decir en Washington, en la Unión Europea, en el Banco Mundial, en el BID, al ver este presupuesto.

Seguir gastando como siempre, con la regadera populista, sin definir prioridades, y luego pedir pisto adicional en créditos e impuestos nuevos, esto no se vale. Y redefinir prioridades significa: recortar en unas partes, para gastar más en otras, dependiendo del rumbo que uno quiere dar al país. En este caso, en seguridad y prevención.

Por suerte, el soberano que aprueba el presupuesto, y por tanto las prioridades y el rumbo del país no es el gobierno, sino la Asamblea. Está en sus manos definir las prioridades y reorientar los recursos, focalizando el gasto público en el reto principal: construir seguridad y paz. Si el gobierno no accede a esto, no habrá ni un centavo adicional.

Si quieren, les mando una caja de lapiceros rojos.  Saludos,


firma paolo 

(Mas!/ El Diario de Hoy)