¿Cómo habrá sido su visita a Fidel Castro? En los medios nos enteramos que usted hizo un gesto que los papas y jefes del Estado, que yo sepa, jamás hacen: Fue a visitarlo en su casa. Tan así que, según las fotos publicadas, Fidel lo recibió en sudadera – como si usted hubiera caido a la casa sin avisar.
Normalmente los personajes que no son
jefes de Estado, para ver al papa (o a cualquier jefe de Estado
visitante), vienen a verlo en su embajada. Claro, usted va a ver al
presidente del país que visita en su palacio presidencial. Pero Fidel ya
no es presidente. Obviamente, tampoco es un pensionado común y
corriente. Es un mitos. Así que entiendo que usted, reconociéndolo como
un mitos, lo fue a visitar a su casa.
Bien. Pero, ¿cómo funcionó el
protocolo? ¿Qué le dijo Fidel? ¿Le dijo “su Santidad”, o le dijo
“Pancho”? ¿Le besó el anillo o simplemente le abrazó como a un hermano?
¿Y qué hablaron, cortesías y
protocolo aparte? ¿Le dijo a Fidel, muy en privado y sin ninguna
publicidad de por medio, que Cuba tiene que cambiar, que ya no puede
tener presos políticos, ni censura, ni elecciones con un solo partido?
Alguien se lo tiene que decir a los hermanos Castro – y si el papa no se
atreve, ¿quién se va a atrever?
Fidel ya no ejerce la maquinaria del poder, pero sí el poder. Si se quiere una transición suave y pacífica, donde el partido, el gobierno y la Fuerza Armada son parte del cambio, esto no puede pasar sin la aprobación de Fidel. Sin Fidel, de alguna manera, poniéndose a la cabeza. ¿Usted le dijo esto? ¿Usted le dijo a Fidel la verdad que tal vez no le gusta escuchar? La verdad que él ya no podrá detener el cambio de la dictadura a la democracia, que viene con él o contra él – y que lo único que depende de él es si esta transición será pacífica o violenta; si su gente al final del proceso serán parte del nuevo régimen que habrá una ruptura total…
Si usted, desde la autoridad y la bondad de su cargo, no le dice estas verdades a Fidel, ¿quién lo hará?
¿Y Fidel qué le dijo? ¿Está dispuesto
a permitir que la nueva generación de cubanos decida libremente qué
sistema político y económico quiere para Cuba? ¿Cómo Fidel le explicó,
si es que hizo el intento de justificarse ante su Santidad, que luego de
50 años de los revolucionarios cubanos todavía temen la libertad de
prensa, de expresión y de organización política?
Y cualquiera que haya sido la
respuesta de Fidel, ¿qué le contestó usted? ¿Le dijo que Cuba ha
defraudado todo el amor y entusiamso que su rebeldía contra la dictadura
ha despertado en el continente? ¿Le dijo a Fidel que cuando usted, como
nuevo papa, habla de justicia y lucha contra la pobreza, este viraje de
la Iglesia no reindivica la manera como los Castros han gobernado Cuba
durante 55 años, sino lo contrario: un profundo respeto a ser humano, su
dignidad, sus derechos, su libertad.
Y cuando de Cuba viaja para Estados
Unidos, ¿cuál es el mensaje que lleva para el presidente Obama? ¿Le va a
decir que el punto central no es la reconciliación entre los dos países
y sus gobiernos, sino la reconciliación entre los cubanos, y que esta
no será posible sin un cambio del sistema político? El sistema político
existente es excluyente, y Cuba, para reconciliarse, necesita un sistema
incluyente.
Está bien que la Iglesia, que tiene
dos mil años de ejercicio de diplomacia y conspiración, nunca diga estas
cosas en público – con tal que las diga en la intimidad del Oval Office
y de la mansión de Fidel.
Buen viaje, su Santidad. Saludos