Ustedes deberían renunciar voluntariamente al fuero que les da inmunidad – siempre cuando sean acusados de delitos que nada tienen que ver con su función de diputados. Si a usted, Ana Vilma, la agarran tirando balazos a un policía, renuncie a su fuero, sin discusión. Si a usted, Roberto, lo acusan de golpear a mujeres, despójese inmediatamente de la inmunidad. Por que esta protección es para que puedan ejercer su mandato popular con toda libertad, sin presiones, sin persecuciones, sin limitaciones impuestas por parte de ningún poder que no sea su conciencia.
Ningún diputado acusado de robos, actos
violentos, delitos sexuales debería poder escudarse detrás de su fuero
parlamentario. Pero todos tenemos que defender a cualquier diputado en el caso
inconcebible que el presidente de la República lo quiera despojar de su fuero
por haberlo criticado. Lastimosamente, no es un caso hipotético, sino muy real:
Funes pidió a la Asamblea retirarles a ustedes dos de su fuero para poderlos
enjuiciar por el crimen de Lesa
majestad. Según él,
ustedes han cometido el terrible delito de ofender a Su Majestad el
Presidente, usando su
nombre en vano – o sea, en relación a un Ferrari sin conductor chocado a horas
de la madrugada...
Pero, supuestamente ya no tenemos majestades...
Lo que Funes intenta hacer contra
ustedes, en contubernio con otro presidente majestuoso (el de la Asamblea), es
un ataque al principio de la República, que va directamente al corazón de la
función del diputado como representante del pueblo. La esencia republicana del
parlamentarismo es la absoluta independencia del diputado electo por el pueblo
frente al poder ejecutivo; y su irrestricta libertad de expresar crítica al
ejecutivo, y a cualquier otro poder, constitucional o de facto. Y esto incluye
al señor que habita en la casona en la Avenida Masferrerari Norte.
El hecho que este señor quiera despojar a
ustedes dos de su fuero parlamentario para poderlos enjuiciar por opiniones y
preguntas dirigidas a Su Majestad, es más que
un capricho de estos que estábamos acostumbrados. Es un atentado a la
institución del diputado, a la esencia del parlamentarismo. No podemos permitir
un antecedente de que diputados sean despojados de su fuero por acciones dentro
del ejercicio de la función para la cual fueron elegidos: controlar, criticar,
cuestionar y limitar el poder ejecutivo. Defender a ustedes dos, Ana Vilma y
Roberto, no es tomar partido entre derecha e izquierda, sino entre República o
Autocracia. Lo que pasa a ustedes hoy, pasado mañana puede pasar a un diputado
del FMLN, cuando gobierne la derecha.
El sólo hecho que algunos de sus colegas
están apoyando este atentado de Mauricio Funes contra la institución del
diputado es un escándalo. El presidente electo debería entrar en un serio
debate con los diputados del FMLN, para convencerlos que desistan del intento
de atacar a adversarios políticos, minando sus propios derechos. Si no,
quedaría la sospecha que quieren continuar con la práctica de Funes de
conspirar, desde Casa Presidencial, contra la institucionalidad del país.
Tal vez no fue lo más prudente lo que
ustedes dijeron sobre el caso Ferrari. Pero usted, Roberto, sólo ha hecho
preguntas irreverentes. Y usted, Ana Vilma, dijo lo que millones de
salvadoreños han dicho en cafetines, oficinas, fábricas... Nada de esto puede
dar pauta a despojarlos del fuero que protege el derecho de formularle al
presidente preguntas u opiniones incómodas.
Les recomiendo que saquen de lo malo lo
positivo: promuevan, desde la Asamblea, un debate serio sobre la inmunidad
parlamentaria: la escandalosa que protege a pícaros y la indispensable que
protege a los valientes.
Saludos, Paolo Lüers
PS: Ojo, censores gubernamentales: No
estoy afirmando nada sobre el incidente del Ferrari, porque no me consta. Lo
que sí me consta es que no he encontrado a ningún ciudadano que con convicción
haya dicho: No pudo haber sido Funes, porque él no es así...
(Más!/EDH)