Cuando digo mayoría, no hablo de ganar
elecciones. Es posible que el FMLN gane la segunda ronda de las elecciones con
más de 50% de los electores. Estoy hablando de la mayoría que tiene que construir
una izquierda que quiere transformar al país. No importa si la izquierda es
revolucionaria o reformista, siempre plantea una transformación cultural,
social y política que no funciona ni con mayorías electorales coyunturales ni
mucho menos con imposición. Requiere de la capacidad de construir una mayoría
capaz de hacer sostenible los cambios. De esto estoy hablando.
¿Cuáles son los factores que han impedido
al FMLN crecer para construir esta mayoría, a pesar de todas las ventajas? ¿Y
qué tendría que hacer el FMLN, en los próximos años, para poder construir una
mayoría transformadora?
El FMLN ha perdido apoyo en el sector más
importante de la población: la clase media urbana, compuesta por profesionales
y empleados. Esto se hizo evidente en las elecciones parlamentarias y
municipales del 2012, cuando el FMLN perdió control de casi todo el Gran San
Salvador, incluyendo centros urbanos de clase media baja y de obreros, como
Ilopango, Soyapango, San Martin, Apopa, Mejicanos...
Es una población con fuertes aspiraciones
de movilidad social, que entiende que la consolidación de su posición
económica-social depende del crecimiento económico del país, de su
modernización, de su desarrollo productivo, de su productividad. Ya que las
aspiraciones de estos sectores están concentrados en sus hijos, la calidad de
la educación, incluyendo educación superior, tiene mucha importancia para estos
sectores. Ven que el FMLN, y sobre todo su candidato, no han hecho nada para
mejorar la calidad de la educación.
Estos sectores, o no son beneficiarios de
las políticas de subvención de el FMLN, o por lo menos no dependen de ellas.
Seguramente, no se dejan comprar por un par de zapatos. Exigen más bien
políticas sostenibles que garantizan que la movilidad social, experimentada en
las últimas dos décadas (los famosos “20 años de ARENA”) siga abriéndoles
oportunidades de superación – a ellos y sobre todo a sus hijos.
Para construir una mayoría sólida, el
FMLN no puede seguir priorizando el gasto social y las subvenciones. Tal vez le
sirve para ganar unas elecciones, pero no para consolidar un proyecto político.
Para esto, la izquierda tiene que generar confianza y esperanza en los sectores
de la clase media urbana.
Por su exposición a los medios impresos,
su acceso a las nuevas tecnologías de comunicación, y por la integración de sus
hijos a la educación superior, en estos sectores se está consolidando una nueva
cultura de ciudadanía, mucho más crítica y demandante que la tradicional. En
estos sectores tienen impacto los permanentes atropellos a la independencia de
las instituciones por parte del FMLN. Son ciudadanos que exigen a los partidos
apertura, tolerancia, pluralismo, debate.
El otro factor que impide crecimiento de
la izquierda es la confrontación con la empresa privada. El FMLN y Funes parten
de un análisis superficial, pensando que los empresarios son un sector
minoritario, y que pasar cinco años atacándolo y insultándolo les da rédito
electoral. No toman en cuenta que, aunque los empresarios grandes y exitosos
son estadísticamente pocos, millones de salvadoreños en el fondo quieren ser
como ellos. El Frente no entiende el factor de las aspiraciones, que para las
decisiones electorales pueden ser hasta más decisivas que las experiencias
vividas. Muchísimos salvadoreños están estableciendo negocios, emulando a los
empresarios que Funes vilipendia cada rato, y millones comparten esta
aspiración para sus hijos. Apelar al resentimiento social todavía es el eje
central de la identidad política y cultural de la izquierda salvadoreña, y como
tiene su rédito electoral en ciertos sectores, en otros sectores (los
crecientemente importantes) su explotación excesiva marca límites al
crecimiento de esta izquierda.
Cuando se habla del factor confianza,
siempre se refiere al capital, a los inversionistas nacionales e
internacionales. Pero igual de importante es para un partido de izquierda
construir confianza en los sectores de clase media: la confianza que sus
aspiraciones de superación y de movilidad social no choquen con las políticas de
justicia social, de equidad, y a veces de venganza social por parte de la
izquierda.
Superando estas limitaciones
auto-impuestas, y creando esta confianza en los sectores medios, sobre todo los
urbanos y profesionales (y otros que están al punto de hacer este paso), la
izquierda perfectamente podría construir una mayoría que le permita promover
reformas sociales y políticas económicas de corte socialdemócrata, combinadas
con reformas políticas que consoliden la democracia y sus instituciones.
No es que no hay mayoría para la
izquierda. No hay mayoría en El Salvador para una izquierda retrógrada,
autoritaria, anti-empresarial, que privilegia el populismo sobre el desarrollo
y la intervención estatal sobre la iniciativa privada.
La suerte del FMLN ha sido que ARENA
también enfrenta muchos obstáculos y claudicaciones internas en su intento de
responder a las aspiraciones de esta gran clase media, con sus múltiples
aspiraciones de superación. El 2 de febrero esto se manifestó en que ambos
partidos grandes fueron castigados. El FMLN logró movilizar su voto duro y otro
sector nuevo, principalmente rural, que responde al sistemático clientelismo.
ARENA se quedó muy debajo de su voto tradicional, debilitado por una parte por
la división de la derecha, por otra parte por la lentitud de la renovación de su liderazgo y su ideario.
Los problemas que el FMLN tendrá que
resolver para crecer son más de largo plazo, por esto su crecimiento en la
segunda ronda depende exclusivamente de pactos y negociaciones clientelistas.
En este sentido, su táctica de crecimiento electoral y cortoplacista puede
convertirse en un obstáculo para su crecimiento a largo plazo.
El FMLN, antes de poder crecer. tiene que
pasar por un largo y doloroso proceso de revisión de toda su cultura política.
Y estos procesos son más fáciles hacerlos desde la oposición, no desde el
gobierno. Otra razón más, para mi, de preferir que el FMLN no gane, sino que al
fin se embarque en su transformación en la izquierda democrática, plural y
deliberante que necesita el país. La izquierda con la dirección e ideología
actuales, y con esta dependencia del gobierno de Venezuela, es contraproducente
para el país y para ella misma.
(El Diario de Hoy)