El spot de Norman, donde se dirige directamente a su contrincante en estas elecciones, hablando de las pandillas, no me gusta por nada. Detesto el contenido, me da cólera. Sin embargo, cuando me di cuenta que ustedes censuraron este anuncio, me dio aun más cólera. ¿Cómo es posible que una institución, que por definición es árbitro del proceso electoral, se ha vuelto tan descaradamente parcial?
Imagínense qué irónico: Yo como
periodista y columnista, que no tengo ninguna obligación de ser imparcial y
neutral, sino de generar debate y opinión, tengo que defender un spot cuyo
contenido detesto. Lo tengo que hacer, porque soy enemigo de la censura y defensor
de la libertad de expresión. Y ustedes, quienes por Constitución y decencia
están obligados a ser imparciales, intervienen en la campaña electoral con los
dados cargados, censurando al candidato opositor...
Por una parte ustedes permiten, con una
negligencia que huele a complicidad, que el presidente de a República (otro que
por ley y decencia estaría obligado a mantenerse fuera del combate electoral)
usa su investidura y los recursos del Estado para hacer proselitismo. Lo hace
todos los días: con la lluvia de anuncios de la “Presidencia Funes” inundando
los canales de televisión, prácticamente pidiendo el voto para el FMLN; con
actos públicos de “inspección a obras del gobierno” (como en Maternidad),
cuando la ley lo prohíbe a esta altura de la campaña; con cadenas nacionales
dedicadas a criticar al partido de oposición y su candidato; y cada sábado con
su programa radial dedicado a Paco Flores, Norman Quijano y ARENA...
Todo esto nuestros árbitros lo permiten
sin pitar. No lo quieren ver. Pero por otra parte censuran un spot del
candidato de la oposición, por el solo hecho de dirigirse directamente al
candidato del gobierno. Porque ustedes el contenido no lo pueden censurar, esto
nos toca a los opinadores, y por parte mía, lo hice hasta saciedad.
¿Cómo pueden sostener que en una campaña
electoral sea prohibido que los candidatos se dirijan la palabra? Ya en el
“debate” televisivo, que ustedes organizaron, el Tribunal Supremo Electoral
prohibió cualquier interacción entre los candidatos. No se podían hacer
preguntas, ni críticas, ni siquiera a los espectadores nos dieron permiso a ver
cómo se miraban entre ellos. Ni una sola vez los vimos juntos, tal vez por
miedo que se iban a hacer muecas. Por esto fue tan insulso el foro.
¡Y ahora vienen ustedes, la máxima
autoridad electoral, y prohíben que un candidato hable al otro! ¿Hasta dónde
quieren llevar esta farsa, señores magistrados?
¿Hasta qué punto perverso ustedes van a
cerrar los ojos ante la inconstitucionalidad del comportamiento del presidente
de la República, y regalarles penaltis al candidato que este señor apoya? Menos
mal que la consigna del FMLN es “juego limpio”... Claro, con el árbitro de tu
lado no hay foul que te piten. La nueva definición de “juego limpio” es que el
árbitro es tuerto...
Asuman su rol de árbitro, magistrados.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)