Sólo hay una sólo autoridad salvadoreña
que tiene facultad legal, bajo ciertas condiciones, de interceptar llamadas
telefónicas: el Centro de Escucha de la Fiscalía General de la República.
Primera pregunta: ¿Proviene la copia de audio que se filtró al Diario de Hoy de
la FGR? Pregunto esto al señor fiscal general y no al Diario, porque sé que los
periodistas no pueden revelar sus fuentes. Sobre todo cuando esta fuente está
cometiendo un delito. Me dormiría mucho más tranquilo si el fiscal general me
contesta que no. Porque la FGR, que sí tiene potestad de interceptar llamadas
telefónicas, ciertamente tiene prohibida filtrar copias de las llamadas
interceptadas a los medios de comunicación. Y mucho menos tiene derecho la FGR
de manipular los contenidos de las llamadas interceptadas, sólo para lograr
cierto impacto en la opinión pública.
Bueno, la verdad es que no me consta quién
en esta cadena no custodio de documentos confidenciales tergiversó los
contenidos, si es que las teleconferencias han tenido lugar. Lo que sí me
consta es alguien los tergiversó, y que así como fueron citadas y resumidas en
los dos reportes del Diario, estas conversaciones no han tenido lugar.
En el corto tiempo (las supuestas
teleconferencias interceptadas se publicaron apenas esta misma semana) no he
tenido tiempo para investigar todos los detalles de estas llamadas, sus
participantes y de los hechos referidos en sus contenidos. Es más: Tengo dudas
que incluso con el tiempo adecuado voy a tener acceso a toda la información
necesaria para confirmar o desmentir todos los detalles del contenido de los
reportajes. A menos que la tal “autoridad salvadoreña” que interceptó, más la
fuente que editó y filtró las grabaciones colaboren con mi investigación, cosa
que no es muy probable.
Pero puedo adelantar dos hechos claves
que ya he podido comprobar que son falsos en el material filtrado al Diario. Y
estos dos hechos son suficiente importantes para permitirle afirmar, sin haber
hecho la investigación completa, que estamos en frente de una grave
manipulación de la verdad.
Primero: el persona clave de la novela un
pandillero que se identifica con el nombre “Cobra”, y se presenta como
palabrero de la MS responsable de la Clica “Coronados Little Saycos
Salvatruchos CLSS”, que opera en San Miguel. Bueno, la clica se abrevia CLCS,
porque su nombre no es Little Saycos, sino Coronados Little Cyco Salvatruchos y
nació en Coronado Street en Los Angeles. Pero este error, que se puede corregir
usando Google, no es importante. Muy importante y grave es, sin embargo, que el
pandillero llamada “Cobra” de la Coronado no está preso en Ciudad Barrios, como
insiste el que editó estas supuestas llamadas telefónicas. ¿Por qué es
importante este detalle? Porque es parte elemental del relato que se quiere
construir: Que la llamada se origina “en el penal Ciudad Barrios, donde también están purgando condenas
Borremeo Hernríquez Solórzano (a) El Diablito; Saul Antonio Turcios Ángel (a) El Siete, y Dionisio
Arístides Umanzor (a) El Sirra, entre otros cabecillas que conforman la
‘ranfla’ nacional de la MS.” (EDH, 29 oct 2013). O sea, se trata de una llamada
desde el centro de mando de la MS, y en la supuesta llamada el “Cobra” varias
veces afirma que lo que dice tiene aval de los máximos líderes en Ciudad
Barrios. Por otra parte se trata de dibujar una imagen de pleito por el poder
dentro de la pandilla. En la nota del 29 de octubre citan al ‘Cobra’ diciendo
por teléfono: “La onda está así: aquí en Barrios (el penal) siempre el puto
pleito por el poder...”
Me siento mucho, señores de la “autoridad
salvadoreña” donde se cocinó esta novela: Esta parte se les cayó, porque el tal
“Cobra” no cumple su condena en Ciudad Barrios, donde están recluidos los
citados cabecillas de la MS, sino en el penal de San Francisco Gotera. Lo
pueden confirmar en los registros de la Dirección General de Centros Penales.
Que busquen su expediente bajo el nombre José Denis Guandique Martínez.
Y la otra mentira es la más grave: la
primera entrega, publicada el lunes, giraba alrededor de un muerto: un tal “El
Pequeño”. Cito: “El Cobra ordenó a sus compinches que localizaran a como diera
lugar a los responsables de matar a El Pequeño. El cabecilla les dice que antes
de morir, El Pequeño le confesó quienes lo habían golpeado y disparado...”
Espero que en pocos días podré publicar
dos entrevistas: una al muerto, porque resulta que “El Pequeño” está vivo y
reside en los Estados Unidos. Y la otra entrevista al ‘Cobra’, si la autoridad
me da acceso al penal de Gotera; o sea al personaje principal de las supuestas
teleconferencias, y que en la nota como 10 veces lo ponen a Ciudad Barrios,
cuando de verdad es interno en Gotera.
Reitero que la única autoridad con
facultad legal de interceptar llamadas es la fiscalía. No creo que el Lic. Luis
Martínez se dedique editar, tergiversar y luego filtrar grabaciones que por ley son confidenciales; ni a
autorizar que lo hagan otros en la fiscalía. Así que tal vez estamos hablando
de otra “autoridad salvadoreña”. El problema es que esta, sea cual sea, ni
siquiera puede hacer grabaciones, mucho menos publicarlas, sin romper la ley.
No sé quién habló a quién y qué se habló.
Pero sí me consta que dos afirmaciones claves en el relato son mentira. ¿Qué
credibilidad tiene el resto?
(El Diario de Hoy)
@paololuers