martes, 9 de abril de 2013

Carta al candidato presidencial Capriles

Querido amigo Henrique:
Nuevamente no te puedo acompañar en la recta final de tu campaña: Tengo el honor de ser el único corresponsal extranjero que el gobierno bolivariano de Venezuela no deja entrar al país para cubrir las elecciones. Aunque todavía tengo la duda si la decisión de negarme la visa fue tomada realmente en la cancillería en Caracas - o si el camarada encargado de negocios de la embajada venezolana en San Salvador más bien consultó el caso a su amigo Medardo González en las oficinas del FMLN...
Sea como sea: Te agradezco la invitación de acompañarte en tu cierre de campaña y en la crítica noche de espera del conteo de votos y de las negociaciones a puerta cerrada entre el Consejo Nacional de Elecciones, la Fuerza Armada y a saber quienes más...
Quiero decirte que nuevamente mostraste ser un líder con visión y cojones. Cuando perdiste las elecciones contra Hugo Chávez en octubre, muchos de tus amigos te aconsejaron no volver a postularte a las elecciones de gobernador dos meses después. Ellos sabían, igual que vos, que el régimen iba a invertir todos sus recursos y trucos para vencerte nuevamente y así sacarte del juego político. Pero no dudaste en tomar la decisión valiente de aceptar el reto. Apostaste todo tu capital político. Ya ganaste.

Hoy, luego de la muerte de Chávez, hubiera sido más cómodo y tal vez prudente no postularse en una carrera casi imposible de ganar. No por la calidad del contrincante Nicolás Maduro, que es un pésimo candidato, sino porque tienen que correr contra el fantasma de un Chávez ya elevado a una especie de personaje en que se fusionan Cristo, el Che y Simón Bolívar... Pero tú no eres cómodo ni tan prudente, sino más bien consecuente: Alguien tiene que dar la batalla, y el único que lo puede hacer con dignidad y decoro, es Henrique Capriles Radonski.
Y has logrado crear una situación donde, independientemente si desafiando las probabilidades ganas contra la maquinaria chavista y la ausencia de un arbitro confiable, o si pierdes, siempre será ganancia política y acumulación para la Venezuela democrática, moderna y abierta.
Uno podría decir: ¿Cómo no va a ganar contra un candidato que confiesa que tiene alucinaciones: no sólo con pajaritos que hablan, sino además con una conspiración de le derecha salvadoreña contra la revolución bolivariana? Lastimosamente la cosa es al revés: Es muy difícil que la razón gane en un país que permite este tipo de leyendas, mentiras, mitos, y santificaciones alrededor de un líder muerto.
Te mando un gran abrazo, Henrique, y te deseo la mejor de las suertes el 14 de abril - y después.
Tu amigo Paolo Lüers
(Más!/EDH)