martes, 5 de marzo de 2013

Carta a Ana Guadalupe Martínez

Querida "María":
Así fue tu nombre cuando te conocí, en 1981 - vos una dirigente guerrillera que irradiaba entusiasmo, convicción, humanismo e inteligencia; yo un periodista escéptico, pero muy dispuesto a dejarme convencer. Nunca se te va a borrar este nombre, y nunca se me va a borrar este respeto y cariño que sentí en estos días de guerra que pasamos juntos en Morazán, en reuniones políticas en México, Managua y New York, en viajes que juntos hicimos, por ejemplo a Alemania para conseguir el apoyo de Willy Brandt...


Al final de la guerra (o mejor dicho, al inicio de la paz), nos peleamos y nos separamos políticamente, pero nunca dejamos de ser amigos. Luego la distancia política se esfumó, y volvimos a coincidir, aunque nunca más a militar juntos, simplemente porque yo dejé de militar. Cuando decidiste unirte al PDC, ya no había problema: Me pareció un mal paso, pero ya era claro y comprobado que nuestra amistad y nuestro respeto mutuo no dependían de coincidencias políticas o partidarias.

Así sobrevivimos momentos críticos, como cuando en la batalla por la independencia de la Sala de lo Constitucional nos encontramos en diferentes lados de la barricada. La amistad es algo permanente, las coyunturas políticas y electorales son pasajeras...

Y esto tampoco va a cambiar ahora que estás con Elías Antonio Saca. En una reciente columna escribí que, estando en el acto de lanzamiento de Saca, no encontré a nada y nadie que me lograra sorprender, que sólo vi a 'los sospechosos usuales'. Es cierto. El problema es que vos, a esta altura de la historia, ya sos una de las sospechosas de siempre; o sea, ya no me sorprende verte en mala compañía. Verte ahí, flanqueada por Saca, Gallegos, los viejos del PCN, Mauricio Gutiérrez Castro, no me sorprendió, ya que nunca escondiste esta tu decisión política. Pero ¿porqué voy a mentir?: verte ahí me golpeó, me dolió. Tan así que, en vez de acercarme para saludarte, mejor me alejé para no encontrarte a la par de tus nuevos socios...

Claro que tenés todo el derecho de apoyar a quien querés, me guste o no, lo entienda o no. Conociéndote tenés hasta buenos argumentos. Igual tengo el derecho y buenos argumentos para oponerme a esta opción política, que estoy seguro que es la peor de las tres que se nos presentan.
Así que no fue por accidente que en el pleito por la Sala nos encontramos uno de un lado de la barricada y la otra del otro. Resulta que estamos en caminos diferentes. Deseo que salgás de estas campañas venideras sin lastimarte. Estoy seguro de que no nos vamos a convertir en enemigos, jamás. Vamos a seguir siendo amigos siempre. Pase lo que pase. Y que nuestros caminos políticos en algún momento se van a volver a unir. Siempre hemos querido lo mismo, sólo que a veces diferimos sobre cómo y con quiénes llegar. Para mí, con Saca no llegarás más cerca de ese país que buscás: sin polarización y donde podamos defender la libertad sin sacrificar la justicia, y al revés. Con tus actuales socios, llegarás al momento de ensuciarte o apartarte. Y yo sé que en este momento, te vas a apartar. Y todos los que te amamos, estaremos ahí para echarte una mano.

Un abrazo,
 
(Más!/EDH)