No, no sé. Y no entiendo. Y escribo este comentario antes de que me lleguen a explicar lo inexplicable. Alguien tiene que expresar sin filtro lo que todos percibimos en estos días: La renovación del liderazgo opositor, nuevamente, está terminando en un aborto.
Hablo del liderazgo opositor, porque de esto se trata: un liderazgo mucho más importante que una dirección partidaria. ARENA talvez todavía no lo ha entendido, pero está frente a una batalla contra todos los demás partidos. Porque todos los demás partidos, de derecha, de izquierda y del centro, tienen un pacto "Todos contra ARENA", que también pudiera llamarse "Todos contra la institucionalidad democrática".
En el terreno electoral, le toca a ARENA asumir la defensa contra los peligros que significaría un segundo Gobierno del FMLN, o un segundo Gobierno de Saca, o un segundo del FMLN-Saca-Funes-Gana. Entonces, lo que ARENA está construyendo ahora, no es simplemente una dirección partidaria, es el equipo ganador o perdedor de la oposición.
Ya la designación del candidato presidencial no fue hecha tomando en cuenta esta responsabilidad. De la misma forma deficiente parecen proceder con la designación del candidato a la vicepresidencia. Y de la misma forma, o incluso más torpe, acaban de perder la oportunidad de la renovación del liderazgo.
Desayunamos con la buena noticia que en el nuevo COENA la diputada Ana Vilma de Escobar va a asumir la vocería del partido. Excelente selección. La persona idónea por su capacidad de diseñar estrategias de comunicación. La persona idónea para dar credibilidad a las versiones oficiales de su partido. La persona idónea para crear y coordinar un equipo de voceros para cada área estratégicamente importante: educación, salud, seguridad pública, empleo, finanzas públicas. Y sobre todo, la persona idónea, porque es preparada y blindada para el enfrentamiento principal y decisivo que será con Elías Antonio Saca. Es la mujer que ha mostrado que tuvo el coraje de parársele a Saca, incluso cuando era su jefe, cosa que no se puede decir de muchos de los integrantes del COENA.
Y de repente: "Neles, pasteles". Ana Vilma de Escobar, el arma más probada, más filuda y cargada para enfrentar y vencer a Saca ni siquiera fue integrada al COENA, mucho menos para asumir la dirección de la política comunicacional. Ponen en este cargo a Margarita Escobar, quien seguramente tendrá muchas cualidades, pero no la de ser la voz de una oposición, de un nuevo proyecto político. Mandaron un mensaje claro: No habrá renovación en la manera cómo el partido habla con la ciudadanía. Va a seguir hablando como partido, no como oposición o proyecto político.
Me parece perfecto que Alfredo Cristiani se haya apartado de la dirección ejecutiva del partido, ubicándose en un plano más idóneo para él: el plano de la elaboración estratégica; también me parece bien que el COENA se convierta en una dirección ejecutiva y que esta sea coordinada por un hombre como Jorge Velado, que es precisamente esto: un ejecutivo muy eficiente y responsable. Mejor aún cuando esta función es reforzada por una directora ejecutiva como Celina de Ávila, quien es la cara más fresca dentro del COENA, y la mejor posicionada para simbolizar un nuevo capítulo. ¿Pero habrá capítulo nuevo con un vicepresidente de ideología como Neto Muyshondt y con la permanencia de Hugo Barrera, Donato Vaquerano, Milagro Navas y Oscar Santamaría? Difícil sin la inclusión de nuevos sectores con nuevas ideas. ¿Cuál será el "script" para el siguiente capítulo? Más bien vemos señales que habrá más de lo mismo. Pero con más de lo mismo no se gana esta batalla de uno contra dos. Y dos que tal vez no duermen juntos, pero sin ninguna duda trabajan en el mismo proyecto que se llama: derrotar a ARENA para desmontar el sistema de pesos y contrapesos.
Los que me van a dar la versión oficial me van a decir: Mire, no tiene tanta importancia la inclusión o no de una persona, en este caso Ana Vilma. Tal vez no, pero es un síntoma de una terrible cerrazón, de un inexplicable temor al cambio y la renovación, y de la falta de visión estratégica.
¿Quién pondrá orden en este partido para que pueda asumir su rol histórico? ¿Quién llenará el vacío de visión y liderazgo? Norman Quijano no lo puede hacer, porque ya nadie quiere que el candidato tome el mando del partido. Cristiani tampoco, porque acaba de entregar el timón a otro capitán. Y los nuevos y hambrientos talentos políticos dentro de la oposición no lo pueden hacer, porque no los dejan entrar al COENA, y tampoco irrumpen botando puertas. El problema de ARENA no es que tenga divisiones, sino que no encuentra el valor de proyectar como capital político la pluralidad interna del partido y de la oposición.
Me entra una preocupación. ¿Quién defenderá el sistema de pesos y contrapesos en el país, si nadie está dispuesto de implementarlo en su partido y en su proyecto político?
(El Diario de Hoy)